El Valencia volvió a demostrar que en ocasiones sufre un profundo trastorno bipolar. Los pupilos de Marcelino encandilaron a Mestalla con 25 minutos de ensueño, pero dejó respirar al Krasnodar y a punto estuvo de pagarlo a un precio excesivo.
Viendo la primera media hora de partido era tentador pensar, fantasear con una goleada del Valencia. Rodrigo estuvo de dulce, hasta tal punto que sus dos primeros remates acabaron dentro de la portería de Safonov.
El Valencia tardó sólo dos minutos en dar el primer aviso al Krasnodar, y desde el primer momento quedó patente que iba a mandar sobre el terreno de juego. Tardó doce minutos en mandar también en el marcador.
Contragolpeó el Valencia, condujo Rodrigo por la banda hasta llegar a la frontal, quebró hacia la corona del área y la puso en la escuadra derecha de Safonov. Un golazo que hizo a Mestalla estallar de alegría.
Continuó el club 'che' arrollando a un Krasnodar que se vio completamente desbordado por momentos, aunque al Valencia parecía que le faltaba algo de mordiente.
Sin embargo, en el 24' Rodrigo volvió a encontrarse con el gol, al rematar en el punto de penalti el pase de la muerte de Lato. Mestalla era una fiesta, pero nadie sospechaba que fuese a terminar apenas unos minutos después.
El principio del fin del Valencia ilusionante comenzó con dos acciones de Gameiro rondando la media hora de partido. El francés tuvo el tercero en un balón dividido al que no llegó por centímetros y que despejó Safonov.
Y, casi a continuación, falló un gol cantado en boca de gol, disparando 'al muñeco', como se suele decir, cuando Safonov ya estaba batido. Esas dos acciones cambiaron la mentalidad del Valencia por completo.
El equipo 'che' dio un paso atrás, en principio para coger algo de aire tras el gran esfuerzo realizado en los primeros 30 minutos, pero lo que sucedió fue que el Krasnodar se envalentonó.
Los rusos dieron un paso al frente, y desconectaron al Valencia. El primer tiempo terminó con un susto de Spajic que llevó los primeros murmullos a la grada de Mestalla .El central del Krasnodar remató completamente solo una segunda jugada nacida de un saque de esquina.
El Valencia parecía necesitar el descanso, pero éste no le sentó como todos preveían. Mestalla quería volver a ver a ese Valencia imperial de los primeros minutos, pero en lugar de eso saltó al campo el equipo acobardado y descentrado que terminó el primer tiempo.
Los primeros compases del segundo periodo fueron de claro dominio ruso, que no cesó de incomodar a un Valencia que cada vez estaba más metido en su área.
El ataque del Valencia estaba desaparecido, y Rodrigo cada vez bajaba más y más a recibir. Parejo corría por el campo, pero no aportaba nada, y para colmo vio en el 55' una amarilla que le imposibilita jugar la vuelta. Marcelino se vio obligado a actuar.
Y quitó a un Rodrigo que llevaba desde la asistecia en el no-gol de Gameiro casi sin tocar un balón. Quería que con un par de piernas frescas se reactivase el ataque, pero lo que sucedió le trastocó por completo los esquemas.
Porque el Krasnodar acababa de marcar. En el 63', Claesson sacó petróleo de un robo a Piccini y marcó un gol vital para las aspiraciones de los rusos, pues en el 'abc' del fútbol, marcar fuera de casa se antoja fundamental.
El gol del Krasnodar convirtió los murmullos en abucheos, sobre todo hacia un Guedes que volvió a firmar un partido gris, plagado de errores. Fue el segundo cambio de Marcelino (entró Cheryshev). El tercero fue Rubén Sobrino en lugar de Gameiro, otro que fue de más a menos.
Sufría el Valencia, pero por fin, cuando más lo necesitaba, apareció Dani Parejo para poner orden. El capitán tardó, pero se reenganchó al partido en los últimos diez minutos y transformó al Valencia.
El Krasnodar, visiblemente cansado tras haber pasado casi una hora dominando a su rival, sufrió, pero logró irse de Valencia con una derrota de las que importan poco encajar, pues el 1-0 en Rusia les daría el pase a cuartos.
El Valencia pagó el precio por de haber sido clemente con un rival herido, y volvió a demostrar que tiene mucho margen de mejora.