El terremoto de magnitud siete en la escala de Richter que sacudió Haití en 2010 causó 316.000 muertos, otros 350.000 resultaron heridos y 12 millones de personas perdieron su hogar.
A pesar de todos estos condicionantes, el país, con el apoyo de múltiples organizaciones llegadas de diferentes partes del mundo, comenzó a regenerar su tejido social con la promesa de no mirar atrás.
Las pérdidas se tasaron en cifras superiores a los siete millones de euros y el 60% de las infraestructuras gubernamentales quedaron destruidas, al igual que muchas instalaciones deportivas.
Entonces, como método para lograr el olvido y fomentar el trabajo en equipo, la isla organizó varios torneos de fútbol a lo largo y ancho del territorio para mantener la mente ocupada.
En 2010, espoleados por la necesidad de dejar atrás la degracia, Haití comenzó un proceso de reconstrucción que tuvo en la pelota un punto de referencia estable que incluso animaba a soñar.
Un proceso que en junio de 2019 ha visto el cielo -o casi-, tras alcanzar las semifinales de la Copa Oro por primera vez en su historia. Además, con una remontada, evidenciando la capacidad regeneradora del pueblo caribeño.
Canadá se colocó 0-2 en el marcador gracias a diez minutos de plena efectividad y fútbol en los que fueron muy superiores a los de Marc Collat. Bazile falló una buena oportunidad para el 1-0 en el 17' y, prácticamente en la jugada siguiente, David aprovechó un despiste de la zaga rival para batir por alto a Placide.
Groguis por el golpe, Cavallini hizo el segundo apenas diez minutos después y anticipaba nubes negras sobre las cabezas de los jugadores isleños. Nada más lejos de la realidad.
El inicio de la segunda mitad trajo oxígeno a Haití, que se lanzó al ataque sin miedo, conocedor de no tener nada que perder y valiente ante la posibilidad de hacer historia. Habría que sudar.
Nazon, ya en el 50', colocó la primera piedra en el camino avisando al guardameta canadiense Borjan de que no había nada escrito. El '9' le robó la cartera en el área y redujo distancias con toda la segunda parte por delante.
Pero tan sólo fueron necesarios 25 minutos más, el tiempo que el cuadro caribeño tardó en darle la vuelta al marcador: Bazile empató de penalti en el 70' y Guerrier certificó la remontada tras una jugada al más puro estilo Neymar de Nazon, driblando hacia dentro y metiendo un pase imposible.
El colegiado anuló el 3-3 de Canadá por un fuera de juego bien señalizado en el 84' y Haití acabó celebrando un pase histórico a semifinales. Del 0-2 al 3-2, dándole la vuelta al luminoso, como viene haciendo durante todo el torneo.
Anestesia para los dolores, el fútbol siempre hace su trabajo y le devuelve la sonrisa a aquellos que más lo necesitan.