Honor manchego, euforia balear

Ni un pero se le pueden poner a los equipos eliminados por el momento. Málaga y Albacete lo han dado todo. Deportivo y Mallorca han aprovecho de una manera más efectiva su paso por casa.

Este partido es un monumento al fútbol. Se enfrentaban los equipos revelaciones de la temporada. El Mallorca solo tenía que mantener la ventaja de dos goles. Irónico, obviamente, ya que sería una tarea muy complicada.

Para que el Carlos Belmonte pudiera creer en la remontada, el primer tanto debía llegar pronto. Bela se puso el mono de trabajo para, en una falta desde la frontal, conectar un disparo impecable para estrenar el electrónico sobre el primer cuarto de hora.

La remontada estaba a un paso. El empate de la eliminatoria, de hecho, beneficiaba al equipo de Luis Miguel Ramis, que tenía que encargarse de no recibir ningún tanto. El Mallorca no se echó atrás en ningún momento y ello dificultó claramente el trabajo al Albacete.

El descaro bermellón fue demasiado. Los pupilos de Vicente Moreno no tienen miedo a nada. Salva Sevilla empezó a manejar los tiempos del balón, mientras que Lago Junior y Estupiñán arrancaron la motocicleta.

Tomeu Nadal evitó lo que hubiera sido un golpe a la eliminatoria. El Mallorca terminó mejor el primer tiempo y plasmó esa mejoría durante el inicio del segundo. El acierto, sin embargo, no lo encontró y dejó con vida al equipo manchego.

A partir de la hora de encuentro, el Albacete despertó, espoleado por un Carlos Belmonte incombustible durante los 90 minutos. Pero Zozulya estuvo fallón. El ucraniano tuvo opciones de todos los colores para marcar, la desesperación le acabó inundando.

Todos los balones aéreos eran para los manchegos en el tramo final. Manaj impuso su potencial físico, pero el Mallorca y, sobre todo, Manolo Reina estuvieron impecables en defensa. Raíllo, el más inteligente, estuvo en todas partes.

Fue perdiendo el centro del campo el Mallorca, y eso lo nota demasiado. Sin balón pierde muchas opciones el cuadro bermellón, que acabó replegándose ante las continuas embestidas locales. 

Y Reina se erigió en el héroe mallorquín de este domingo. La mano del malagueño al disparo de Eugeni fue antológica. El Carlos Belmonte solo pudo despedir a los suyos como se merecían, con una ovación de escándalo. El Mallorca sigue soñando, pero muy despierto...