Hay mucha vida en Vitoria. Después de la marcha de dos entrenadores, la llegada de Aberlado ha hecho que la suerte vuelva a estar de lado de los albiazules en esta Liga.
El Alavés logró ganar a domicilio (2-3) y cogió un poco de aire para tratar de salir del descenso, ya que en estos momentos lo tiene a tres puntos, una posición que ocupa el Deportivo con 12 puntos.
Y eso que el guion de la primera parte no fue como el de la segunda, en el que se marcaron cinco tantos. Con corazón, más que con cabeza: así empezaron los dos equipos en Montilivi.
Los de Pablo Machín estaban siendo los claros dominadores del juego ante un Alavés que estaba bien replegado. Sin embargo, el dominio local sobre el terreno de juego no estaba correspondido con jugadas de peligro.
Sólo se puede rescatar de los primeros 45 minutos, una ocasión de Stuani que se marchó por poco y un gol anulado a Borja García por una presunta mano en el control de su compañero. Los dos equipos pedían el vestuario a gritos.
En la reanudación, el guion cambió radicalmente y la locura llegó a Montilivi. En cuatro minutos, el Girona se puso por delante con un claro 2-0 gracias a un golazo de Stuani y a la cabeza de Juanpe, que dejaron muy tocados al Alavés.
Despierta el Alavés, con Ibai de protagonista
Sin embargo, los vitorianos, bajo el mando de Abelardo en su estreno como técnico albiazul, voltearon el marcador en 23 minutos. Una locura final que decantó la balanza a favor de los vitorianos. Ibai se puso el disfraz de superhéroe para remontar un partido que tenían perdido prácticamente.
Todo comenzó en el minuto 71. Centró de Pedraza y el ex del Athletic apareció por el área para batir a Bounou en segunda instancia. Ya en el 87', el portero del Girona se llevó por delante a un jugador vitoriano e Ibai estableció la igualada (2-2).
Pero lo mejor estaba por venir. En el último segundo del partido, cuando todo parecía que iba a concluir 2-2, Ibai volvió a aparecer para culminar una jugada magnífica de Munir e hizo el 2-3. El '11' del Alavés puso cordura en un final de infarto y le dio mucha vida a su equipo. Con el triunfo, los vitorianos abandonan el farolillo rojo y se lo ceden al Málaga.