Jean-Michael Aulas, presidente del Olympique de Lyon, se peleó una y otra vez incrédulo por que la Ligue 1 echara el cierre antes de tiempo. Está por ver qué pensaría el dirigente al ver a 5.000 personas presenciando en el campo del Le Havre contra el PSG en el primer amistoso del curso para el campeón.
Eso es lo que ocurrió. Después de las autoridades consideraran un peligro que el fútbol continuara en Francia, aun sin gente en los estadios, el choque, con el visto bueno de la alcaldía de Le Havre, abrió sus gradas parcialmente para los seguidores.
5.000 personas y muchas de ellas sin mascarillas. Obviamente, tampoco respetando las medidas de seguridad, puesto que las butacas están todas unas junto a otras y no se marcó ninguna restricción de distancia.
Ciertamente, la situación actual en Europa dista mucho en cuanto a contagios y fallecimientos respecto a cuando se tomó la determinación de suspender la Ligue 1, pero tampoco resulta muy coherente pasar de la nada al todo, más aún viendo las amenazas de rebrote repartidas por todo el continente.
Ajenos a ello, los jugadores del PSG se centraron en jugar al fútbol y olvidar lo de las gradas. Y a fe que lo hicieron: solo al descanso ya ganaban por 0-5, con festival de Neymar. Icardi y Mbappé.