El 'ChaTeo' quedó silenciado por un serio partido de los locales, aunque algo rácano de brillo. Se vieron ratos de buen fútbol incluso por parte de ambos conjuntos, pero el segundo tiempo mostró la cara más pausada del juego.
Comienzo dinámico el que brindaron argentinos y colombianos en La Bombonera. Sin centro del campo, cada posesión era un acercamiento peligroso, aunque hasta el minuto 28 tampoco tuvieron demasiado trabajo los porteros Rossi y Viera.
La Libertadores regresaba al estadio de un Boca que, consciente de ello, intentó deleitar a los suyos con un fútbol atractivo. Y lo logró por momentos, disfrutando de buenas ocasiones en las botas de Pablo Pérez, Espinoza y Pavón, que acabó adelantando a los suyos.
Su 'master class' de cómo mandar un balón lejos del alcance del portero fue el único tanto del encuentro. El '7', escorado, se sacó un disparo cruzado y preciso que subió el 1-0 al luminoso.
Pero de Boca siempre se espera más. Un grande debe serlo a lo largo de 90 minutos, y los de Guillermo dejaron patente las ganas de gloria, pero con herramientas de plástico. Pretender oro trabajando con bisutería. Una misión imposible.
Más intención que resultado
El partido comenzó a decaer tras el tanto, si bien los colombianos intentaron reaccionar con un par de acercamientos seguidos, aunque con más sensación de peligro que peligro real.
Ambos conjuntos demostraban ganas de combinar, encontrar a los jugadores más abiertos en banda y finalizar jugadas. Sin embargo, la realidad fue bien distinta.
No está de más recordar que el 'Xeneize' tenía las bajas de Tévez y Benedetto, que sigue recuperándose poco a poco de su grave lesión. La nota positiva la puso Cardona, que pudo disputar unos minutos en la recta final tras un mes lesionado.
El segundo tiempo se marchó volando entre interrupciones, largas posesiones y la consciencia de que la gasolina, justa en los dos lados, dejaba paso a la planitud y poca elaboración del juego. La omnipresencia de Pablo Pérez y la magia con cuentagotas de Reynoso, las excepciones.
Solo rompió el letargo de los segundos 45 minutos el penalti que desperdició Wanchope Ábila, muy desacertado en la noche de hoy. El delantero, que ya perdonó el segundo a la vuelta de vestuarios, se pasó de revoluciones y mandó la bola a las nubes.
Dos sustos contados en las botas de Teo y Álvez pusieron cierta emoción en la recta final, pero los puntos se quedaron en casa. Boca, con cuatro unidades, ocupa la segunda plaza, mientras que Junior se queda como colista con cero puntos.