La interinidad blanca logró sortear el lío y alisar el camino hacia el Bayern. Objetivo conseguido, aunque a regañadientes. Sin merecerlo. En el cuarto choque del año ante el 'Lega', los de Garitano volvieron a ser el equipo que enorgullece a su gente pase lo que pase. Enfrente, el Madrid jugueteó más que jugó y algunos suplentes demostraron por qué lo son.
Ver a Bale culminar el choque como capitán es un buen epítome de los 90 minutos. A Zidane le pudieron las bajas y los miedos hasta llevar las rotaciones al extremo. Sólo Casemiro -y como central- repitió con respecto a los vencedores en Múnich. Jugó Theo, decepcionante, el guadianesco Achraf, el olvidado Ceballos o los enjuiciados Bale y Benzema.
Quizá en ese doble pleito es dónde Zidane puede encontrar reflexiones con algo de sustancia. Sin saber si Lucas será lateral ante el Bayern y con Isco mimando su hombro, queda un hueco en el ataque de Champions. A él aspiran Bale y Benzema, si bien la actuación del galés superó al aporte de nuevo intrascendente del francés.
25 minutos para que algunos pidan pista
Arrancó bien el Madrid, deseoso de poner tierra de por medio y tener la opción de dormitar. Con el Bernabéu a medias, era el turno de sumar nombres al saco para lo que está por llegar. Con un evidente 4-4-2, Llorente tomó el mando para que la profundidad de Bale o el peso entre líneas de Benzema hicieran la diferencia.
Diez minutos y gol, el de Bale. El balón se meció de lado a lado y cayó a los pies de Benzema. Chutó el francés, repelió un defensa y el de Gales, de refilón, envió parsimoniosamente el balón a la red. A falta de Cristiano, el que dominó el área en esta ocasión fue Bale, especialmente motivado hasta que se le heló la sangre.
El tanto alzó las virtudes blancas. Fue poco tiempo pero hasta Llorente se atrevió con una ruleta y Kovacic compareció en área ajena. Visto y no visto. Apareció el Leganés, a verlas venir hasta la media hora de juego. Justo hasta que Guerrero, en apenas tres minutos, llevó el runrún a la grada. Un cabezazo que besó el palo y un taconazo fallido en boca de gol tuvieron la culpa.
El Madrid ya pensaba en el descanso cuando Amrabat, en un punterazo cinco estrellas, envió el balón al larguero. Era el momento del 'Lega', pero Mayoral fue el que puso el 2-0. A lo Raúl, empujando en boca de gol un rechace 'pepinero'. El gol tuvo lío, ya que fue anulado en primera instancia antes de ser concedido. Un gol para abrochar la primera parte.
Orgullo 'pepinero', paso atrás blanco
Sin nada que perder, el Leganés tardó pero consiguió dominar un partido que parecía sentenciado. El descanso durmió al Madrid, que tocó y tocó pensando que ese mando insidioso era suficiente. Con otra tropa enfrente puede, pero no con la del 'Lega'.
Excepcional reacción de los hombres de Garitano, a los que sólo la falta de puntería les privó de rascar algo positivo. Antes del acoso final, Zidane dio media hora de descanso a Benzema, deslizando a quién le tocará jugar el martes. Justo después del cambio del galo, Brasanac arrojaba algo de salsa al verde del Bernabéu.
La jugada del tanto deja muy tocado a Theo, una fotocopia emborronada del jugador del Alavés. Se durmió, estuvo blando y permitió el centro de costado a costado. Le siguió en el carrusel de fallos Achraf, que permitió el remate franco a un par de metros del arco del centrocampista del Leganés.
Era el 66' y en todo el tiempo restante sólo se contabilizaron ocasiones visitantes. Una clarísima, de Bustinza, que evitó desde el suelo Casilla. Despúes, Beauvue pudo cuajar el tanto de la jornada desde 40 metros. Su impredecible chut saludó de cerca al larguero con Casilla ya batido.
Se le acabó la gasolina al Leganés, que mereció un punto que no llegó. Los interinos del Madrid lograron tres puntos que dejan más vencidos que vencedores. Un triunfo que refrendó la extrema importancia de los primeros espadas, los que estarán el martes en una Champions que es otra historia.