Los aficionados azulgranas confiaban mucho en que estos dos encuentros en casa pudieran dejar orientada y muy bien encarrilada la permanencia pero ahora, tras el 1-2 ante los mallorquines, nuevo rival que entra en liza por la lucha por la permanencia, es vital para los eibarreses el derbi guipuzcoano del martes.
Este partido resultó aplazado por la mala calidad del aire en la zona tras el derrumbe ocurrido en el vertedero de Zaldibar (Bizkaia), localidad natal del entrenador armero, José Luis Mendilibar.
La derrota ante el Mallorca, por otra parte, supone la quiebra de la solvencia de Ipurua, estadio en el que el Eibar había sumado tres victorias, entre ellas una ante el Atlético de Madrid y una goleada al Levente, más un empate en sus cuatro anteriores comparecencias.
El campo del Eibar le ha procurado 19 puntos de los 27 que lleva en la clasificación el equipo que, tras caer el sábado, se queda con el mismo número de victorias que de derrotas ante su afición, un dato evidentemente muy negativo si quiere cimentar en casa la salvación, que es ya el único objetivo para los de Mendilibar.