No hay mal que por bien no venga. Tras el enorme bajón que provocó el golpe de realidad ante el Manchester United, próximo rival en la vuelta de los dieciseisavos, la Real Sociedad ha retomado el buen camino con una victoria contundente en casa para retomar sensaciones.
Ese fútbol de control que tan mal fue frente a los 'red devils', este domingo acabó encontrando sus frutos, porque el Alavés tuvo claro su guion de partido: ordenarse atrás, presionar y contragolpear. Pero claro, eso te requiere una fiabilidad defensiva monumental... y no fue así.
Abelardo planteó bien el partido. Tras salir goleado del Camp Nou, el 'Glorioso' quería recuperar su esencia sólida, pero cuando cayó el primer tanto de la Real Sociedad se desmoronó. Y mucha culpa de ello tuvo Isak, que levantó a los suyos a base de goles.
Mereció algo más el Alavés por su buen inicio de partido. Remiro tuvo que sacar un cabezazo de Deyverson y Joselu reclamó penalti por un manotazo en el área de Silva. El VAR dijo que no hubo nada, aunque existe motivo para la queja de los 'babazorros'.
La posesión de la Real en este derbi vasco era muy lenta. No encontraban a Silva entre líneas y el balón parado, sobre todo el córner, era la mejor vía para llegar a la portería de Pacheco. Hasta que Merino encontró el camino hacia el gol.
El '8' de Imanol conectó por alto con Isak, que batió a Pacheco en el área con una volea de primeras. En el primer error del Alavés, la Real Sociedad se adelantó. Falló Laguardia en el marcaje, pero también Lejeune al quedarse enganchado en el fuera de juego.
Se hundió el Alavés con ese 1-0. El Pitu dio entrada a Lucas Pérez en el descanso, pero era demasiado tarde. El gallego no pudo hacer su magia, lo que abrió nuevamente el debate por los muchos minutos de los que está gozando el brasileño Deyverson en la punta de ataque.
A los cuatro minutos del segundo tiempo, Isak picó fantásticamente el balón ante la salida del portero del Alavés. Todo vino precedido de un pase mágico de Silva y la inteligencia del delantero sueco para no entrar en fuera de juego y buscar el espacio a la perfección. Es una de sus señas de identidad.
Con el partido casi finiquitado, el carrusel de amarillas y cambios, la Real finiquitó el partido con el tercero de Isak, que empujó a placer una gran asistencia de Oyarzabal. El Alavés ya no existía: estaba deshecho atrás y desaparecido arriba, al margen de alguna que otra buena internada de Córdoba.
Portu cerró la goleada en un mano a mano que generó Silva a la contra. La Real Sociedad da miedo jugando con espacios, pero mucho demérito del Alavés, que se caracteriza por su buen hacer defensivo y es de los equipos que más encajan. Imanol ya piensa en Europa, toca soñar -¿por qué no?- con la remontada ante el United.