En el Reale Arena hay un sueño copero que reina desde la primera eliminatoria. La Real Sociedad está alimentando ese ambicioso anhelo con fidelidad hacia su estilo y acierto de cara a gol, como el que tuvo ante Osasuna este miércoles.
Los cambios que introdujo de inicio Imanol no cambiaron la positiva dinámica del conjunto donostiarra. Merino, Odegaard, Oyarzabal e Isak fueron las caras más conocidas de un once que mantuvo la esencia del descarado juego ofensivo de la Real Sociedad.
Pasada la media hora de encuentro, Isak encontró el espacio para batir en velocidad a Juan Pérez, que hizo lo que pudo pese a verse desbordado bajo los palos del Reale Arena. La asistencia, cómo no, de Odegaard.
Pero Osasuna aguardó su oportunidad y sacó provecho de un error flagrante en la salida de balón. Cardona fue el encargado de poner la igualdad que se mantendría hasta el descanso. Sabor agridulce para la Real Sociedad, que fue mejor en líneas generales.
Tras el paso por vestuarios, primera gran ocasión para un casi inédito Oyarzabal, pero Juan Pérez le hacía quedarse con la miel del gol en los labios. A los cuatro minutos, susto tremendo el que dio Osasuna en los pies de Moncayola, que no pudo evitar el larguero para marcar tras robarle la cartera a Guevara.
En este reparto de golpes, la Real Sociedad salió mejor parado. Osasuna fue con la lección bien aprendida a San Sebastián, pero no se esperaba lo que iba a llegar en el 61': ¡un zapatazo fabuloso a balón parado de Odegaard para romper el empate!
El noruego abrió la veda goleadora de la Real Sociedad e Isak se encargaría de cerrarla en el 69', precisamente a centro desde la esquina de Odegaard, omnipresente de nuevo en una actuación formidable sobre el verde del Reale Arena.
Hizo daño el 3-1 a un Osasuna que, sin embargo, no se rindió y buscó el tanto que le metiera en el encuentro. Sería muy tarde. La Real Sociedad agarró su billete para los cuartos de final y no lo soltó. Agárrense, que llega el equipo de Imanol Alguacil.