La salida del portugués no sólo ha liberado a un Real Madrid que jugaba exclusivamente para él, si no que además ha abierto la veda para que sean otros los protagonistas en los momentos reservados -hasta la fecha- para la gloria lusa.
Sin Cristiano Ronaldo en el Santiago Bernabéu, Sergio Ramos se ha erigido como el lanzador de penaltis habitual. El capitán blanco suma ya dos penas máximas en su haber: una frente al Atlético en la Supercopa de Europa y otra ante el Girona en LaLiga.
Aunque probó también suerte con una falta en Bilbao, Isco agarró el balón con personalidad ante la Roma y se apoderó del lanzamiento con arrogancia. El malagueño hizo magia y el balón se alojó al fondo de las mallas para abrir el marcador.
Asimismo, Isco se convirtió en el primer jugador español en marcar un gol de falta directa para el Real Madrid en toda la historia de la Champions League. Hasta este miércoles, los otros 24 tantos se los habían repartido siete futbolistas extranjeros.
Sin embargo, la parábola perfecta del malagueño no es una novedad. Sólo la tiranía de Cristiano Ronaldo en el vestuario blanco privó a Isco de repetir con mayor asiduidad el exquisito golpeo de balón, como sufrió Italia -también en el Bernabéu- y el Málaga en su añorada La Rosaleda.
Tres faltas calcadas que alimentan el despertar del Real Madrid tras la salida de Cristiano Ronaldo, donde la parroquia blanca descubre cada día nuevos argumentos para pasar la página dorada del portugués con gran optimismo.