El Real Madrid manda en Europa. Las caras visibles son Zidane, Cristiano, Bale o Benzema, pero hay dos futbolistas que siguen marcando las diferencias pese a no ser considerados primeros espadas.
Lo de Isco y Casemiro en este 2017 es algo espectacular. El primero, coqueteando siempre con su salida del club ante la falta de minutos, ha terminado dejando a Bale en un suplente de lujo.
Su magia lidera al conjunto blanco. Transporta el balón, inventa, encuentra el último pase y también define. Como hizo ante De Gea precisamente gracias a la asistencia del compañero al que más ha perjudicado con sus exhibiciones.
Pero todo mago necesita un guardaespaldas. Todo genio necesita alguien que frote su lámpara. Y si Isco concede deseos es porque Casemiro se lo permite. El brasileño está a nivel sideral y ahora mismo, es junto a Kanté el mejor centrocampista defensivo del mundo.
Su capacidad para destruir el juego rival, iniciar el propio y marcar goles importantes le ha encumbrado en este 2017. Tantos determinantes en la final de la Champions y en esta Supercopa de Europa.
Dos talentos que siguen encumbrando a este Madrid que empieza a cambiar sus focos principales de sitio. Cristiano acapara luces, pero el Madrid, como equipo, liderado en su esencia por Isco o Casemiro, está dispuesto a implantar una hegemonía en Europa.