Los datos están ahí. Volvió a ser sustituido en torno a la hora de juego, y lo hizo tras haber tocado únicamente tres veces en el último tercio de campo.
La razón de que eso fuera así no es una sola. El Valladolid salió a morder y desactivó al ataque rojiblanco, el cual además estuvo poco inspirado. Joao Félix tuvo que bajar más de lo deseado a recibir, y no pudo aparecer por la zona del campo en la que es más peligroso para el rival.
Simeone le colocó de salida en la banda izquierda. Su plan era que volviera loco a Javi Moyano, pero el oficio del jienense impidió que el luso pudiera hacerle daño. Ni con amarilla sufrió ante las subidas de Joao y Lodi.
La aportación ofensiva de Joao Félix fue intrascendente, pero defensivamente no hubo pegas para él. Sacrificó ataque por defensa, algo que sin duda habrá gustado a Simeone, pero que le hizo pasar sin pena ni glora por el José Zorrilla.
Le está costando al Cholo dar con la tecla. Está probando a su joven y prometedora estrella por todos los lados posibles, pero en ninguno parece poder desarrollar todo su potencial.
Joao Félix necesita disfrutar jugando al fútbol, y cuando lo consiga, los rivales del Atlético harán bien en echarse a temblar. Pero hasta que eso ocurra, pruebas y más pruebas, con el decepcionante resultado cosechado (al menos para el Atleti) el pasado domingo.