El Atlético salió ileso de Butarque, con la sonrisa y el brillo de colmillo que dan ser colíder. Pero hubo una realidad paralela que potencialmente dibujó un panorama mucho más preocupante. La firma la puso Vitolo; pero hay que leer la letra pequeña para entender el influjo de Joao Félix en el resultado.
El canario, a 20 minutos para el final, con las alarmas poniéndose en rojo, apagó los miedos. Se vio solo dentro del área, con tiempo y calma para decidir. Ese había sido el regalo de Joao Félix, quien ya genera miedo sin necesidad de regatear siquiera.
Recibió por la derecha el luso, que encaró el área como una flecha. Solo conducir la bola creó pavor en Jonathan Silva y Siovas, quienes retrocedieron temiendo ser regateados. Así dejaron libre el hueco para Vitolo, quien ya estaba en el retrovisor del portugués. Asistencia, gol y fin de la alerta.
Porque en ese momento el Leganés, un muro estático en la primera mitad, se había descamisado. Su segunda parte fue arrebatadora, y dejó ver las costuras de un Atlético irreconocible. Desordenado, desnortado, con un debut fantasmagórico de Mario Hermoso y un Thomas que va a necesitar una puesta a punto extra.
De hecho, con Simeone no es habitual un marco como el de la segunda parte, con el partido en modo correcalles y ocasiones en ambas áreas. La zurda de Jonathan Silva y la yema de los dedos de Oblak mandaron la bola al larguero. Instantes después fue Saúl el que maldijo la madera.
Esa locura fue posible porque Joao Félix no atinó con una volea dentro del área en la que le sobró efectismo. Pero ahí otra de sus cualidades: los fallos no le restan valentía ni creatividad. Tampoco patadas como la que le dio Eraso en su tarjeta de visita.
Joao Félix, por el momento, es el único jugador de Simeone que hace la vida en diagonal en el Atlético. Para eso vino, desde luego. Porque bajo su nube se ve demasiado polvo hasta el momento. Igual es pronto para decirlo, pero el equipo añora el liderazgo de Godín.
A falta de orden, el talento. El de un chico con una planta de futura estrella innegable. No solo por sus condiciones, sino por su buena mentalidad. Joao Félix ha comenzado como el quitagrasas de un equipo aún en pañales respecto a lo suele ser la imagen consistente del Cholo.