Más allá de la calidad de hombres como Salah, Mané o Firmino, el mérito del Liverpool de Klopp es su gran bloque. Porque muchos de sus jugadores vitales no tienen un gran nombre, pero son muy efectivos. El último ejemplo de ello es el dúo que han compuesto entre Joe Gomez y Virgil van Dijk en el centro de la zaga.
Cuando Matip recayó de su lesión de rodilla en diciembre, el cuadro 'red' se encontró con un importante problema. Jürgen Klopp empezó a apostar entonces por Lovren. Sin embargo, no pudo jugar ante el Watford el 1 de diciembre y la alternativa llegó a Joe Gomez. Desde entonces, el nuevo socio del holandés está de dulce.
Concretamente, tras diez encuentros, el Liverpool solo ha encajado un tanto con esa defensa en el eje. Un mensaje bien claro para el Atlético de Madrid en el encuentro de ida de los octavos de final de la Champions.
Paradójicamente, el único que fue capaz de hacerle un tanto a los de Klopp en este periodo con Gomez y Van Dijk de centrales fue un ex rojiblanco, Raúl Jiménez, aunque tampoco valió para puntuar.