Era un duelo casi a vida o muerte en La Romareda. Los dos necesitaban ganar, unos para alejarse del descenso, los otros para enterrarlo casi definitivamente, y el partido empezó a un ritmo altísimo, que evidenció esta realidad.
Zaragoza y Alcorcón buscaron sin disimular un gol tempranero, pero el que lo encontró fue el cuadro 'alfarero'. Eddy Silvestre demostró su visión de juego al intuir a la perfección el desmarque de Juan Muñoz.
Le puso un balón impecable que dejó al ariete del Alcorcón mano a mano con Cristian Álvarez, y con un sutil toque batió al portero rival. Era el minuto cuatro, y ya se le había puesto cuesta arriba el partido al Zaragoza.
El cuadro aragonés no se rindió tan pronto, y buscó con ahínco el gol del empate, sin fortuna. Porque el Alcorcón, además de meter casi todo lo que tuvo, contó con un guardameta especialmente inspirado, que detuvo una ocasión tras otra.
El Alcorcón, tras el gol, dio un paso atrás, cedió el balón al Zaragoza y se dispuso a defenderse. Los locales probaron suerte con los disparos desde media y larga distancia, pues la zaga del Alcorcón no tenía fisuras, sin fortuna.
Mientras tanto, en el minuto 7, Richard Boateng realizó una de las acciones que marcaron claramente el devenir del encuentro. Se llevó por delante a Igbekeme y dejó lesionado al mediocentro del Zaragoza.
Vio la amarilla por ello, y bien podría haber sido roja, pues la entrada fue durísima. Además, Igbekeme tuvo que pedir el cambio un cuarto de hora después, por el duro golpe recibido. Acto seguido, Cristóbal Parralo sentó a Boateng.
Fue extraño, pero el partido continuó. Eso sí, con una tónica distinta. El parón descentró al Zaragoza, y por momentos el Alcorcón pareció animarse. Fue un espejismo, pues el monopolio zaragocista no tardó en volver.
Los minutos fueron pasando y así llegamos al segundo tiempo, con la victoria por la mínima del Alcorcón, y con el Zaragoza desesperado, sin ideas. Los 'alfareros' aprovecharon esa circunstancia en el segundo tiempo para poner en apuros al Zaragoza.
Toda ocasión del Zaragoza, o acabó fuera, o abortada por Dani Jiménez, y la que tuvo el Alcorcón, de nuevo fue al fondo de las redes. En el 68', una contra lanzada por Sangalli la culminó de nuevo Juan Muñoz para sentenciar al Zaragoza.
El Alcorcón entonces procedió a neutralizar el juego rival, y los minutos fueron pasando de forma perezosa hasta el pitido final, en el sexto minuto del alargue. El Zaragoza se había estampado contra un auténtico muro.
Tres puntos que vuelan de La Romareda con rumbo a Alcorcón para prácticamente sellar la permanencia del cuadro madrileño. Tres puntos que no suma un Zaragoza muy necesitado, y cada vez más, porque los resultados de sus rivales no acompañan.