Juanfran ha reanimado al Lugo. Ante un rival directo y en casa, los tres puntos se antojaban vitales en la lucha por la permanencia y el equipo cumplió la misión. Se notó la mano del nuevo entrenador. Fueron más efectivos arriba y más serios atrás. Amordazaron a un Numancia al que no le valió dominar más la pelota.
Se notó la mano de Juanfran desde el principio. Los albivermellos fueron superiores tanto en lo ofensivo como en lo defensivo en los compases iniciales y ello se tradujo en su primer gol. Por mano de Bernardo ante un tiro de Peybernes, Barreiro adelantó a los suyos desde los once metros.
La respuesta tardó en llegar, pero llegó. En un principio, la zaga local estaba tan bien cerrada que no había por dónde entrar. Los sorianos se hicieron con el control de la bola y acabaron obligando a sus rivales a ceder terreno. Un par de tiros desde la frontal fueron sus mejores oportunidades.
Y lo peor para ellos llegó al poco de empezar la segunda mitad. Djaló mandó al fondo de la red con un testarazo imponente un centro a la olla y calzó el 2-0 al marcador. La reacción soriana fue la misma que en la primera mitad: apretar basándose en la posesión.
Salió bien esta vez. Las tablas llegaron gracias a una volea espectacular de Marc Mateu a la altura del segundo palo gracias a un centro largo. El VAR lo revisó por posible fuera de juego, pero era Higinio quien estaba adelantado. ¿El resultado? Una batalla campal para lo que quedaba de partido.
El Numancia se armó con el mismo arsenal que antes: haciéndose con la posesión. El Lugo, que ya había tenido tiempo de sobra para calibrar a su contrincante, en lugar de dar un paso atrás, buscó hacer daño a la contra. No le pudo salir mejor: se mantuvo por delante y acabó sentenciando por obra de Carrillo.