El Martínez Valero fue escenario de un partido que, en principio y para el espectador neutral, podía no resultar tan atractivo como el Córdoba-Las Palmas o el Cádiz-Deportivo, que se disputaban en la misma franja horaria. Sin embargo, el fútbol tiene este tipo de cosas.
Elche y Almería regalaron un encuentro impresionante, disputado de principio a fin, con deportividad y, sobre todo, goles. Hasta cuatro se pudieron presenciar en territorio ilicitano.
Y el primero llegó a los tres minutos de juego, cuando Benja aprovechaba los espacios a la espalda de la defensa y ponía un centro raso que acababa rematando Javi Flores. De nuevo el Almería, a remar a contracorriente.
No obstante, parece que se siente cómodo con el marcador en contra, como viene sucediendo en las últimas jornadas. Tras una primera parte en la que el conjunto almeriense buscó el empate y llegó a encontrarse con la madera, sería en la segunda cuando llegaría la reacción.
Álvaro Giménez, con un disparo colocado al palo, puso las tablas en el marcador y sumaba un tanto más en su haber personal. El Almeria había abierto la veda de los goles. Además, tenía más mordiente que nunca con la entrada de Narváez por Romera.
El colombiano fue clave en el devenir del encuentro. No solo forzó el balón parado del empate, sino que lo hizo también en el 1-2, que marcaría Juan Carlos sobre el 63' de juego. Remontada en un abrir y cerrar de ojos.
Sin embargo, los de Pacheta no se rendirían. Las entradas de Josan y Sory Kaba aumentaron la presencia en el área de René y, por ello, acabó llegando la igualada.
Benja recibió dentro del área y fue objeto de un penalti tan clamoroso como torpe de César De La Hoz. Xavi Torres se encargaba de transformar la pena máxima, resultado con el que se llegaría al final.
El Elche aumenta su colchón con respecto al descenso, mientras que los rojiblancos se marchan de vacaciones con un gran sabor de boca.