Hay días que sale todo y otros que no sale nada. Necesitado de un milagro para dar la vuelta a la eliminatoria, Zidane ingenió un partido loco en Balaídos que no significó la remontada blanca por un puñado de detalles.
El Celta, receloso al principio, accedió a jugarse la eliminatoria en un choque de ida y vuelta y pudo pagarlo caro. Y es que los vigueses no son unos grandes defensores y suelen recurrir a tener el balón para no pasar apuros.
No se lo permitió el Madrid y tampoco lo lograron los locales, fundamentalmente por los nervios con los que afrontaron este choque de principio a fin.
Zidane movió todo. Puso a Casemiro de central, a Lucas por la izquierda, a Asensio de delantero, acabó con cuatro atacantes... pero esta vez no tuvo la suerte de su lado.
Otra vez Danilo.
Un error de Danilo, que estaba haciendo un buen encuentro, permitió a los celestes irse con ventaja al descanso, pero antes cualquiera pudo haberse adelantado. Sabedores de la debilidad viguesa en las acciones a balón parado, los blancos forzaron una decena de faltas peligrosas y saques de esquina que llevaron el pánico a la grada de manera constante. Vaya, que el Celta no vivió plácidamente ni un minuto de un choque en el que los de Berizzo tenían toda la ventaja.
En una de tantas faltas, el Madrid tuvo la más clara del partido. Centró Kroos, quién si no, y entre Cristiano y la defensa obligaron a desviar a Sergio al larguero. El rechace, franco, lo volvió a estrellar en el palo un Cristiano que estuvo mucho más activo que en la ida, pero que tampoco tuvo suerte.
También el Celta tuvo las suyas, fundamentalmente cuando empezó a hacer aparición el cansancio en el Madrid. Las ocasiones de Guidetti, Radoja y el 'Chelo' Díaz se sucedían, pero al final el azar quiso que fuera Danilo el que abriera el marcador. Casilla se lució ante Guidetti y el rechace lo llevó a su propia portería sin querer Danilo. Mala suerte, porque su partido estaba siendo más que aceptable.
La segunda mitad tampoco cambió demasiado el decorado y, de hecho, el Celta tuvo la primera para sentenciar el pase a las semifinales, pero Wass se confió y dejó pasar un pase de la muerte de Guidetti que no encontró rematador.
Lo tuvo en la cabeza Ramos.
Falta tras falta, el Madrid metía atrás al Celta y empataría con un gran lanzamiento de Cristiano que no pudo detener Sergio. Mientras, Casilla vivía plácidamente en su área, pues el Celta para entonces ya se había centrado en únicamente defender el resultado.
Tuvo la remontada Ramos, pero esta vez perdonó a escasos centímetros de la portería, e incluso Danilo pudo ser el héroe con un centro peligrosísimo que atrapó Sergio.
Sin embargo, quien sacó fuerzas de flaqueza para asestar un golpe letal a la eliminatoria fue el Celta. Con el Madrid muerto por el esfuerzo, los celestes combinaron y Wass pareció ejecutar a un equipo blanco que pedía clemencia.
Pero era un espejismo, pues Lucas, en una nueva acción a balón parado, llevó los nervios a la grada con todo el descuento por delante. Un descuento en el que no se jugó y que dejó al Celta de manera heroica en las semifinales.
La ruleta rusa de Zidane le explotó en la cabeza a un Madrid que murió con la cabeza alta en una competición que, definitivamente, no es la suya.