En un año para olvidar, en el que el listón de ser finalista de la Champions y lesiones inoportunas han mermado mucho al Tottenham, la puerta de Europa aún no está cerrada del todo. En uno de los encuentros más difíciles que le quedan a los de Mourinho, un 3-0 mantiene viva la llama de lograr billete continental.
Con la Champions a expensas de una carambola casi imposible, la sexta plaza, la de la fase previa de la Europa League, es la que tiene más a tiro. No en vano, se fue a dormir ahí instalado, aunque con un partido más que el Wolves, que el lunes podría sacarle de ahí si derrota en casa a un Crystal Palace que ya no tiene nada que hacer.
A los de Mourinho les bastó ser un tornado en 45 minutos ante un Leicester que, aunque renació tras el descanso, ya no le dio tiempo a subirse al tren. De hecho, que no tiene el santo de cara quedó claro a los seis minutos, cuando un tiro de Son lo envenenó Justin para dejar a Schmeichel sin opciones.
Al Tottenham se le puso de cara el partido, configurado como le gusta. No en vano, el segundo llegó a la contra de un córner a favor de los 'foxes'. Lucas Moura condujo y aguantó hasta último momento para dársela a Kane, quien resolvió con la zurda ante la salida del portero.
Sin tiempo para digerirlo, tres después, repitió el delantero inglés, quien se las ingenió para convertir un hueco cerrado en un recoveco en el que encontró opción de tiro. Conectó una rosca preciosa y la bola, tras tocar en la madera, entró.
El choque estaba resuelto al descanso. Así que de arrasar y verlas venir se pasó, respectivamente, a contener y arriesgar. Hasta 13 córners llegó a sacar el Leicester, pero sin puntería.
Apenas hubo un par de amagos de emoción con el VAR, pero el pescado había quedado vendido en la primera mitad. No así la sexta posición, que estará emocionante hasta la última jornada, en la que el Tottenham visita al Crystal Palace, mientras que los Wolves van a Stamford Bridge.