Pocos en la expedición del Bayern podrían llegar a pensar que iba a ser tal el sufrimiento para superar al Lokomotiv. 23 goles en los anteriores seis partidos era el bagaje del conjunto bávaro, que llegaba como un ciclón a la segunda cita de la Champions. Antes, en Múnich, arrolló al Atlético de Madrid por 4-0. Pero Moscú es otra historia, allí hay que currar como obreros.
Se las prometía felices el todopoderoso Bayern. Pero no contó con el factor del fútbol ruso. El Lokomotiv de Moscú incluso mereció puntuar por la lucha que presentó ante el vigente campeón de la Champions. Los de Marko Nikolic hicieron un trabajo encomiable, en la primera parte, para seguir vivos y, en la segunda, para llegar a soñar con algo más.
El rodillo alemán arrancó funcionando a la perfección. 13 minutos tardó en conectar el ataque. Lo hizo en tres toques: de Tolisso, a Pavard y este para el testarazo de Goretzka. Impecable. Antes, Lewandowski, que no tuvo su día, desperdició una oportunidad de oro en boca de gol, fruto de un saque de esquina favorable al Bayern.
Supo aguantar el Lokomotiv, que llegaba de empatar a dos ante el Salzburgo. La meta era llegar al descanso con la mínima desventaja posible, y así fue. Sin embargo, el Bayern siguió a lo suyo y rozó el 0-2, que hubiera evitado el sufrimiento posterior para los de Flick. El recién entrado Javi Martínez desaprovechó un cabezazo claro, pero llegó justo y el balón se fue alto. Estuvo en la lona el equipo ruso, pero se levantó.
El VAR y un claro punto de inflexión
Acumuló ocasiones el Bayern, sin embargo, no sacó partido de ellas. En el 65', el VAR marcó un punto de inflexión en el encuentro al avisar al colegiado de un fuera de juego previo que evitó un penalti, a priori, claro sobre Lewandowski. El polaco lo hizo todo bien en esa acción, pero se dio ese tipo de momentos del VAR algo incomprensibles por la tardanza de la infracción.
En el minuto 70, el Lokomotiv dio la sorpresa: Zé Luís condujo en la contra, centró raso y Miranchuk remató al primer palo. Nada pudo hacer Neuer. Lo peor llegó para el Bayern, que se creía tener controlado el partido. Minutos después, Zé Luís y el ex 'celtiña' Smolov gozaron de las oportunidades para la remontada frente al campeón alemán. El Bayern, no obstante, es mucho Bayern.
Un club no llega a campeón por casualidad. Justo tras esa opción de gol para los de Nikolic, llegó la obra de arte de Kimmich que decantaría el duelo. El centrocampista alemán controló y, de volea, la puso en la cepa del poste desde lejos. Totalmente inesperado, y un soplo de aire fresco monumental para el Bayern. Oda al Lokomotiv, que no se rindió, pero enfrente había un gigante.