Sólo cuatro días han sido suficientes para hacer tambalear la candidatura europea del Manchester City, acumulando dos serios correctivos por dos de sus rivales nacionales que compiten también más allá de Inglaterra.
Jurgen Klopp exhibió en Anfield su voracidad y capacidad para imponer el caos frente a la academia de Guardiola, que ya ve al alemán como su temida kryptonita, piedra que más ha obstaculizado al español en su carrera.
El Liverpool barrió al conjunto 'citizen' con insultante facilidad, descosiendo a un equipo que campeaba por la Premier League henchido de confianza, caricaturizando al próximo campeón de la Premier League sin piedad.
Sin embargo, a pesar del 3-0 cosechado en el encuentro de ida, el técnico catalán quiso invitar al optimismo en sala de prensa, subrayando las virtudes de una plantilla que llegó hasta la eliminatoria arrasando a sus rivales.
No contaba Guardiola con la reacción del Manchester United en el Etihad. La apuesta de Pep pasaba por ganar el título doméstico ante el eterno rival para que el éxtasis espolease a los suyos de cara a la vuelta ante el Liverpool.
Mourinho, a lomos de Pogba y Ander Herrera, aguó la fiesta del City y el pesimismo empezó a corroer a un equipo que debe reinventarse de aquí al martes para lograr una remontada épica ante el peor enemigo de su entrenador.