El Málaga jugó con fuego, no así Koné, quien metió la que tuvo y colocó de nuevo al equipo de Muñiz como líder momentáneo del campeonato. El Nàstic sigue colista, aunque su segunda parte le da motivos para no rendirse. Blanco Leschuk y Adrián, ya en el añadido, completaron la fiesta.
Quizá espoleado por el empate del Granada, el Málaga salió como un huracán desde el inicio. Ontiveros y Renato, los Zipi y Zape de La Rosaleda, infundían terror por la banda. Albentosa, Mejías y compañía aguantaban el chaparrón.
Un error de Mejías le puso la afombra roja al equipo local. No atajó un balón por banda, lo peleó Renato, corrió hasta la línea de fondo y puso un balón al segundo palo para que Koné hiciera el primero. Maniobra de ariete de Gustavo Blanco al arrastrar los centrales.
Ontiveros merodeó el segundo y Ricca, por dos veces seguidas (primero un remate de volea en el área chica y luego en un cabezazo tras córner), la echó fuera incomprensiblemente. El Málaga controló y propuso, Isaac Becerra no paró de sudar.
En la segunda parte, el revoltoso Ontiveros tuvo el segundo tras una rosca. El Nàstic, debido a la falta de precisión de los blanquiazules, logró sembrar algo de duda con balones largos y directos. El 1-0 le daba vida.
Manu Barreiro, con un proyecto de chilena, tuvo la más clara del Nàstic. Fue una ilusión: la sentencia la puso Adrián, que remachó a gol una jugada estratosférica de Blanco Leschuk tras un córner sacado en corto.
El Málaga se pone líder momentáneo a la espera de que jueguen Alcorcón y Deportivo. Suma 29 puntos. El Nàstic, por su parte, tiene 9 puntos y cierra la tabla.