Hay veces en que la tecnología no es suficiente. Fue lo que ocurrió en Mendizorroza en el partido entre el Alavés y el Celta. El cuadro gallego marcó, vió cómo le anulaban un gol, se lo dieron y finalmente se lo quitaron.
Todo ello ocurrió en un lapso de tres minutos. Rafinha, en una contra, tardó el ponerle el balón a su derecha a Aspas. El capitán del Celta tocó el balón para dárselo a Santi Mina, que marcó pese a estar adelantado.
La duda llegó en la acción con Iago Aspas. A la vez que el 'Príncipe de las Bateas' llegaba al balón también lo hizo Duarte, que pudo haber tocado el balón. No fue hasta pasados unos minutos, y tras varias repeticiones que no dejaban claro quién la tocó, finalmente se anuló la acción.
El partido continuó en 0-0 tras esa acción. Minutos más tarde, Joselu perdonó una ocasión clarísima solo debajo de portería. Posteriormente, González González pitó un penalti inexistente de Rafinha que fue anulado por el VAR.