El Barcelona no puede negar que desde hace unas cuantas campañas ha dejado de mirar a La Masia y ha apostado por la contratación de grandes cracks (Neymar, Luis Suárez...) para el primer equipo. Si bien los resultados han sido inmejorables, sí que es cierto que se echa en falta la aparición de ese clásico canterano al que históricamente ha recurrido el Barcelona y que tan buen resultado le ha dado.
Las horas de Munir y Sandro en el primer equipo parecen contadas y sólo Sergi Samper ha disfrutado de algunos minutos en las dos últimas campañas, pues Gumbau, otro de los jugadores con los que ha contado Luis Enrique, llegó del Girona para jugar en el filial.
Con el Barcelona B en las últimas posiciones de la Segunda B, el club catalán está más pendiente de conseguir refuerzos que salven al filial del descenso que de dar minutos a futbolistas que puedan llegar a formar parte un día de la primera plantilla. Así, diversos jugadores que ya han sobrepasado con creces los 20 años han sido relacionados con el segundo equipo azulgrana para este mismo mercado invernal.
Más allá de Munir, Sandro y Samper, el Barcelona sólo cuenta con Rafinha como futbolista surgido recientemente de la cantera, y eso que el hermano de Thiago completó su formación en el Celta, por lo que su paso por las categorías inferiores le queda ya bastante lejano. Y Sergi Roberto, otro de los ya asentados, llegó a debutar con Guardiola allá por 2011, por lo que no se le puede considerar como canterano reciente, pese a su repentina explosión.
Otros, como Tello, Jonathan Dos Santos, Deulofeu, Adama Traoré, o más recientemente Grimaldo, han sido traspasados y, aunque el Barça se ha guardado una opción de recompra en varios de ellos, parecen más futbolistas con los que hacer negocio en un futuro que jugadores que un día se conviertan en indiscutibles para el primer equipo.
La que hace escasos años fue considerada una de las mejores canteras del mundo vive uno de los peores momentos de su historia. El legado que un día dejó Guardiola ha acabado por perderse.