Cada uno de ellos tiene una historia de supervivencia, de cómo una discapacidad no esperada los transformó en deportistas y en luchadores.
"He ganado mucho en este equipo, me ha dado virtud, ya no me quedo postrado en una cama, en esa cama de la que pensé que nunca me iba a levantar. Pero, con sacrificio y disciplina, voy al trabajo y luego entreno", destacó a 'EFE' el capitán de la selección Román Sánchez.
El jugador, de 45 años, sufrió un accidente de tráfico en motocicleta en 2004 y tras varias cirugías y complicaciones los médicos le amputaron su pierna en 2014.
Actualmente trabaja en una empresa cargando materiales de construcción, por lo cual debe utilizar su prótesis, pero nada de eso es excusa para acabar su día en el gimnasio o en uno de los entrenamientos.
La historia se repite para el centrocampista Víctor Mendoza, de 38 años, y el defensa central Gustavo Molina, de 33, quienes perdieron su pierna en un accidente de tránsito en motocicleta.
Otro caso es el de Joshua Santana, de 28 años, quien luego de asistir a una corrida de toros y ser embestido violentamente por el animal, se expuso a más de 18 cirugías para salvar su pierna, que posteriormente le fue amputada en 2016.
"Ese fue el día más difícil de mi vida, pero ahora yo sé que visualmente me falta una pierna, pero no mentalmente. Soy agradecido, he alcanzado muchas cosas, he vuelto a sonreírle a la vida y estoy a las puertas de un Mundial", indicó Santana.
Para todos ellos el deporte los ha cambiado, les ha dado motivos para seguir adelante, para levantarse cada día, y luchar por sus sueños. El deporte, les ayudó a salir de la depresión, de las drogas, el alcohol y otros vicios en los cuales se refugiaban para evitar pensar en su amputación.