Lo que antes era sequía ahora es versión pluscuamperfecta de Leo Messi. Se hablaba mucho de su falta de gol tras cuatro choques sin marcar, pero en ellos había dado seis asistencias. Tras su póker al Eibar, llega más engrasado que nunca a la vuelta de la Champions.
Cuando el adorable soniquete de la mejor competición del mundo suene en San Paolo, el argentino comparecerá con una estadística temible: seis goles y siete asistencias en los últimos seis encuentros. Incluso a la estela de Pelé.
Pero no es solo una cuestión de números, sino de sensaciones. Los últimos choques ante Eibar, Getafe y Betis tuvieron un denominador común: el argentino apareció cuando el panorama se complicaba.
Con música de viento en la grada, Messi apagó cualquier amago de tormenta con un 'hat trick' antes de que acabara la primera mitad, y que luego convirtió en un póker. Ante un Getafe dominador la jornada anterior, desactivó el dominio azulón con una asistencia para que Griezmann cambiara las tornas. Y en Sevilla, a cada gol del Betis fue respondiendo con asistencias, y así hasta revertir un 1-0 y un 2-1 para el 2-3 final.
Porque el Barcelona no termina de carburar, no anda muy fiable. Sin embargo, a Messi sí que se le ve comprometido, líder y diferencial. Justo cuando los partidos de la Champions son un todo o nada.
El emparejamiento con el Nápoles fue uno de los más amables que le podían haber tocado a los azulgrana, pero la fiabilidad ahora mismo se limita a Messi, que está siendo el mejor y está haciendo mejores a los demás.
Leo Messi, máximo goleador y máximo asistente de LaLiga, tiene una deuda pendiente con esa "copa linda" que acabó con un trago de cicuta el año pasado en Anfield. Y el argentino ni perdona ni olvida.