La Champions regresa a Dortmund y lo hace de una manera especial. La última vez que el feudo amarillo se engalanó para una cita europea, el ambiente era raro y, por qué no decirlo, tenso. El día en el que estaba programado el partido, el defensa español Marc Bartra sufrió daños graves en uno de sus brazos a causa de la explosión y el choque tuvo que ser, lógicamente, aplazado.
Pero, afortunadamente, lo mejor de cada uno siempre aflora en los peores momentos. El atentado sacó a relucir la mejor cara del fútbol. No fueron pocos los aficionados del Borussia que acogieron a hinchas del Mónaco en sus casas, dándoles cobijo y cena. Se vio como dos aficiones que se jugaban mucho en la eliminatoria dejaron la rivalidad de lado, mostrando la cara más humana del fútbol.
El encuentro acabó disputándose el miércoles, pese a estar fechado para el martes. El aplazamiento de la UEFA sólo fue de 24 horas, decisión que llegó de la mano de la polémica. Varios jugadores del Borussia reconocieron que jugaron "en shock" tras la pesadilla que vivieron el día anterior. El equipo alemán llegó a quejarse públicamente del poco margen de tiempo que tuvieron para recuperarse y el Mónaco, que se hermanó con él por completo tras lo sucedido, se unió en en las quejas, ofreciendo una muestra de deportividad gigante.
El resultado fue lo de menos. El Borussia cayó ante la gran sensación europea pero ganó 'su Champions' al ver cómo Bartra se acabó recuperando, volviéndose a entrenar con sus compañeros en poco más de un mes. Ese fue el mejor momento del equipo que dejó de lado el fútbol por causas mayores.
Ahora, casi medio año después, sólo quedan cenizas de aquel fuego que ardió por Dortmund y toda Europa. Borussia vuelve a encarar una noche histórica y lo hace ante uno de los rivales más grandes de la competición. La Champions vuelve al Signal Iduna Park, el estadio en el que se venció al terror.