El conflicto puede llevarte lejos de casa, pero nunca arrebatarte el espíritu de lucha. Víctimas de un bombardeo por parte de sus vecinos del norte, Yemen encontró en el fútbol una vía para proyectar su fuerza.
Ambos contendientes, Yemen y Arabia Saudí, en conflicto desde el 2015, se vieron las caras a más de 1.700 kilómetros de distancia de la capital yemení, Saná, principal foco de la crueldad de la guerra.
Allí, a cobijo entre Catar y la propia Arabia Saudí, Yemen sacó el espíritu necesario, esta vez sobre el césped, para sacar su segundo punto en el Grupo D. El sueño parece imposible, lograr una plaza para el Mundial 2022.
Cuatro años de guerra son los que lleva soportando el pueblo yemení, alzado en guerra civil en 2011 y posteriomente atacado por una coalición a petición del gobierno derrocado. Una lucha que también se llevó el fútbol.
El país del sur del golfo carece de competición doméstica. No hay liga, lo que ha provocado que el nivel futbolístico de la región se haya visto inevitablemente reducido de forma considerable.
Pero en Baréin, Mohammed, el '10' de Yemen, fue el primero en desatar la locura en territorio neutral. Una chilena que atravesó la red proyectada por la fuerza de las más de cuatro millares de personas que han visto sus vidas destrozadas.
Bahbir empató el encuentro en el 23', pero de nuevo apareció Al Dahi 15 minutos después para colocar el 2-1. Al-Dawsari maquilló el resultado el definitivo 2-2 y repartió un punto para cada uno.
September 10, 2019