"Es un grupo que resulta difícil de motivar", dijo el técnico italiano en la sala de prensa del Emirates Stadim, tras caer ante el Arsenal. Esta y otras frases suyas son las que han provocado su primera crisis interna en el Chelsea.
Aunque el Chelsea comenzó imparable la temporada (encadenó cinco triunfos consecutivos y no perdió hasta la jornada 13), en la actualidad es cuarto, a trece puntos del Liverpool.
Los 'blues' han pegado un bajón muy notable, y no son pocos los que culpan al entrenador. Pero Sarri, en lugar de encajar las críticas, parece empecinado en mantener su estilo y esquemas, y le pasa la pelota a los jugadores, a quienes dice que les falta motivación.
De este Chelsea de Sarri se dicen muchas cosas, pero pocas buenas. Sobre todo, se dice que es previsible, y que el resto de clubes de la Premier ha aprendido pronto cuáles son sus puntos fuertes, y cuáles son los débiles. Y de ahí la caída en picado en la tabla.
Sarri quiere 'napolizar' el Chelsea, y por ahora la apuesta le está saliendo regular. Jorginho aún no está a su mejor nivel, le está costando adaptarse al fútbol inglés, y no parece que la llegada de Higuaín vaya a arreglar las cosas.
Y, para colmo, sus palabras tras perder con el Arsenal habrían enfadado a los pesos pesados del vestuario, como desliza la prensa británica. Porque Sarri quiere guerreros, como tuvo en el Nápoles, algo que no parece tener en Londres.