Cuando méritos y resultado se ponen de acuerdo, la consecuencia es una goleada sin paliativos. Disfrutó al máximo la Cultural Leonesa, el Burgos se pasó el partido implorando el triple pitido final.
Los leoneses, que están dejando en este inicio de temporada, partidos de muchos goles, sacaron el rodillo, como ante el filial del Athletic, desde muy pronto. Fue a los 12 minutos cuando Héctor Rodas demostró su jerarquía en el juego aéreo cabeceando en un córner.
Y no había sido precisamente la primera ocasión del partido. El 1-0 no cerró el hambre de los locales, todo lo contrario. Gudiño Kawaya y Luque demostraron que tenían muchas ganas de pasárselo bien.
Poco antes del descanso, con los burgaleses pidiendo tregua, llegó una de las jugadas de la tarde. La fabricaron entre Kawaya y Dioni; fue Julián Luque quien le puso la rúbrica con un buen remate.
Pero descanso no fue precisamente lo que transmitió Aira a los suyos en la caseta. Siguieron con el colmillo y de nuevo Gudiño buscó pronto su tanto, que se le resistió toda la tarde. Sin noticias del rival, tocaba esperar el minuto en que caería el tercero.
Y llegó cuando parecía que no lo haría. Dani Pichín, recién entrado al campo, conectó una buena volea, de nuevo imparable para Palatsi.
Dioni, el hombre-gol de la Cultural, no quiso irse de la fiesta sin su piñata. Apurando, en el minuto 90, agradeció la asistencia de Pichín para rubricar otra grande tarde en el Reino de León, donde el Burgos vivió una tremenda pesadilla.