Para los españoles, la razón de la protesta es algo marciano, de otro planeta. Protestaron porque le Stuttgart subió los precios de las entradas el partido de Copa ante el Borussia Dortmund. Subió los precios hasta, ojo, los 19,50€ para las localidades de pie, y 38,50€ para aquellos que quisieran disfrutar de asiento.
Unos precios bastante asequibles para el estándar español, pero que desataron la ira de los aficionados alemanes. Allí el fútbol es un pasatiempo popular y no un lujo al alcance de cada vez menos. Quizá por eso hasta el campo del equipo más humilde está medianamente lleno todos los partidos.
Pero vayamos al tema de la protesta. Para comenzar, los hinchas del Borussia desplazados a Stuttgart se plantaron a la puerta del estadio con una pancarta que rezaba "¡El fútbol debe ser asequible!". La protesta continuó con su acceso pasado el cuarto de hora de juego, a los veinte minutos de partido. Se perdieron el gol de Reus, pero tuvieron que sufrir el de Rupp para la igualada.
Todos pensábamos que quedaría ahí la queja, pero no. Antes del descanso comenzaron a llover pelotas de tenis desde la esquina en que estaban encajonados los fans del Borussia. Se tuvo que detener el encuentro un par de veces para limpiar la zona. Si querían notiriedad, la consiguieron, a buen seguro.
Esta es la segunda protesta relacionada con el elevado precio que está alcanzando el fútbol. El Liverpool sufrió una protesta similar el pasado sábado, cuando en el minuto 77 gran parte de Anfield salió del estadio en señal de protesta por las 77 libras que costaba la entrada más barata para ver el partido ante el Sunderland. Se marcharon ganando 2-0, el partido terminó empate a dos. Parecen haber aprendido la lección.
Y es que como rezaban muchas pancartas en Anfield, el fútbol sin aficionados no es nada. Segundo aviso, fútbol moderno, no subestimes la paciencia del aficionado y no creas que le puedes convertir tan facilmente en un cliente.