Hablar de Oliver Kahn es hacerlo, con total probabilidad, de uno de los mejores (o el mejor) porteros de la década de los 90 y principios de este milenio.
El guardameta alemán es una auténtica leyenda y durante muchísimos años defendió a capa y espada la portería de unos de los gigantes del fútbol mundial: el Bayern de Múnich.
En el cuadro bávaro, Kahn fue desde su llegada el titular indicutible, cortando de manera lógica la progresión a cualquier portero que estuviera a su sombra.
Entre estos, el más recordado de todos es sin duda Michael Rensing. Y es que el actual meta del Fortuna Düsseldorf fue, durante ocho largos años, el suplente de Oliver en Baviera.
Durante su coincidencia con Kahn en Múnich solamente superó la decena de partidos jugados en la última temporada en activo del mito, acumulando ese curso en su haber 17 encuentros.
Fue en la campaña 2007-08. Un curso que supuso el adiós de Kahn al fútbol profesional y la gran oportunidad que tanto llevaba esperando Rensing.
Sin embargo, pese a que el bayern confió en él, los malos resultados del equipo con él bajo palos (año en blanco disputando 37 partidos) sentenciaron su aventura como titular en el Bayern.
Desde ese momento, volvió al banquillo y un par de temporadas más tarde puso rumbo al Köln, del que también salió por la puerta de atrás tras una pésima temporada en la que encajó 73 tantos.
El Leverkusen decidió apostar por él, pero simplemente como portero de urgencia. Y cuando toda su carrera parecía destinada al banquillo, apareció el Fortuna Düsseldorf.
Llegó al club en la campaña 2013-14 y, tras un primer año difícil, el cuerpo técnico decidió darle en la temporada 2014-15 una vitola de titular que continúa luciendo con orgullo a día de hoy. Todo un ejemplo de perseverancia.