Puede salvar Calleja la cabeza con la reacción de su equipo en los últimos minutos del choque. Salieron los pañuelos cuando peor iban las cosas para un conjunto castellonense que sigue bordeando el descenso.
No mereció irse por detrás el Villarreal al término de los 45 minutos, pero el fútbol no perdona a los que no tienen puntería. Con un Gerard Moreno desdibujado con respecto al de la campaña anterior, los locales no fueron capaces de llevar siquiera demasiado peligro a la portería de un Rubén Blanco que acabó pidiendo la hora.
Apareció por el partido Boufal. Ha ganado en confianza el atacante del Celta con la llegada de Cardoso, pero le falta un poso para ser incluso más determinante de cara al gol. Tampoco tuvo fortuna un Aspas que no sabe lo que es marcarle al Villarreal.
Justo cuando parecía que ambos equipos se marchaban a vestuarios con empate apareció Brais Méndez. Está llamado a ser uno de los líderes de un Celta que le ha dado rienda suelta esta campaña. Puede ir por donde quiera en un verde que ya es suyo y que conquista a base de asistencias y goles. Esta vez el canterano superó tras pase de Aspas, a Asenjo con un fuerte tiro por abajo.
Pitada a Calleja
El mazazo de verse por detrás en el último minuto de la primera mitad hundió a un Villarreal que terminó por perder el partido en la reanudación. En apenas seis minutos vio cómo su desventaja crecía del 0-1 al 0-3, con los primeros pitidos del partido.
Primero con Okay Yokuslu, que aprovechó el centro de Brais Méndez en una falta lateral para imponerse por alto a toda la defensa y marcar en la portería de Asenjo. No quedó ahí el Celta, que fue a por más.
Buscó el gol Iago Aspas, pero el que lo encontró fue Maxi Gómez. Con ocho goles, vuelve a consolidarse como uno de los arietes más en forma de la temporada. El charrúa, que pudo encontrar a Aspas, prefirió definir para dejar prácticamente muerto el partido.
Reacción del Villarreal
Con todo en contra, Calleja metió a toda la artillería en el campo. Ello incluía a un Bacca que llegaba al partido tras un doblete con el Almería. Los minutos fueron pasando y la grada del Estadio de la Cerámica se vaciaba.
En un error infantil, Rubén Blanco le regaló al Villarreal un libre indirecto dentro del área. Cazorla la tocó y Bacca, con un potente derechazo, la envió a la escuadra. Ahí empezó a creer un equipo que necesitaba un milagro.
Estuvo a punto de encontrarlo, pues a tres del final se topó con su segundo gol. Centró Cazorla desde la derecha, tocó Mario Gaspar de cabeza para que el balón le llegase de nuevo a Bacca.
Comenzaron a tiritar las piernas de un Celta que vio cómo, en apenas cinco minutos, pasaba de tener el partido ganado a rezar para que no empatase el Villarreal. El tiempo, con VAR incluído, pasó y certificó una victoria gallega que le permite quedarse a uno de Europa. El Villarreal tendrá que mirar al Athletic para no dormir una semana en descenso.