Barça y Sevilla disputarán el 21 de abril una apasionante final de Copa del Rey en un escenario imponente como el Wanda Metropolitano, que se estrenará en un encuentro con un título de por medio. En el Sevilla, sobre todo en la afición, el partido es de una importancia sideral, pero en el Barcelona sucede todo lo contrario.
El cuadro azulgrana cuenta con 16.233 entradas para los socios, oscilando los precios entre los 45 y los 150 euros. Además, el club tendrá otras 4.000 para peñistas. Las que corresponden a los abonados, en este caso, debían solicitarse dentro de un plazo que concluía este miércoles.
He aquí la sorpresa del Barcelona cuando, a escasas horas de finalizar dicho plazo, no contaba ni con 3.000 solicitudes en sus oficinas. Un síntoma inequívoco de que la Copa cada año interesa menos. Ya ni siquiera las finales contentan al aficionado.
Habitualmente, las solicitudes eran superiores a las entradas disponibles, aunque en esta ocasión ocurre al revés. Algo que ya fue noticia en la final de Copa del año pasado, disputada en un Calderón que vivió el gran partido del torneo con muchísimas butacas vacías.
Cierto es que esta temporada el socio debe abonar un depósito, que las entradas son nominales y que hay que recogerlas en persona en IFEMA antes de la final; pero los posibles motivos no deben esconder la realidad: la Copa no interesa.