La primera parte comenzó con intensidad por parte del cuadro de Giggs. Lawrence avisó por primera vez con una volea que pudo signficiar la apertura de la lata a pase del madridista. Tras un poco más de presión, él mismo fue el encargado de inaugurar el marcador.
El 'merengue' chutó desde más allá de la frontal. El esférico rebotó en un contrincante y salió despedido hacia arriba. Cayó como una bomba y golpeó en la nuca de otro rival que ni si quiera se dio cuenta de como el balón entraba en su propia portería: pilló a traspiés al guardameta.
Desde entonces, los azerbaiyanos tomaron el protagonismo del choque y se lanzaron al ataque. Los locales no dejaron de ser peligrosos, pues protagonizaron varias contras que pudieron radicar en más dianas, pero no tuvieron suerte y el colegiado les mandó al descanso.
Poco después de comenzar el segundo acto, Emreli marcó un curioso tanto para firmar el empate. Se quedó solo ante el portero rival, pero definió muy mal. El cancerbero lo hizo peor y dejó la pelota muerta, así que el atacante finalizó la jugada mandando el balón al fondo de las mallas.
Conforme pasaba el tiempo, crecía el nerviosismo en las filas de ambos planteles. Cada vez había más faltas y el árbitro recurrió a sacar tarjetas amarillas para que los ánimos se calmaran. Los entrenadores también le bajaron las pulsaciones al partido con cambios.
En un rechace que cayó desde arriba hacia el área pequeña, Bale volvió a erigirse en el protagonista de su escuadra. Estuvo más listo que nadie para darse cuenta de adónde se dirigía la pelota y la cabeceó a la red ante la sorpresa de Agayev, que no reaccionó a tiempo.
En definitiva, fueron tres puntos que hubieran sido solo uno en caso de que el futbolista del Real Madrid no hubiera vuelto a ponerse la capa de héroe. Ya lo hizo hace poco en Liga y llegó a su país natal con galones. No decepcionó a los suyos.
September 6, 2019