El Norwich ya era equipo de Championship desde hacía varias semanas. Los de Daniel Farke solo pudieron ganar cinco partidos en toda la temporada y desde que volvieron del confinamiento todo se ha contado por derrotas.
Este era el último partido que jugaban en Carrow Road como equipo de Premier League y ni con esas consiguieron sacar algo más positivo. De hecho, el choque fue una representación exacta de todo el curso.
Aunque en los primeros minutos pudieron contener a un Burnley que iba sin presión, los 'clarets' poco a poco se fueron acercando con peligro al área de Tim Krul.
Las desgracias arrancaron poco después de la media hora de juego, cuando Emi Buendía perdió los estribos y soltó un codazo a Westwood que cazó el VAR. Tras una breve revisión el futbolista local se fue a las duchas.
Justo al borde del descanso le iba a acompañar el suizo Josip Drmic. El ariete trató de llegar a un balón dividido pero levantó la plancha e impactó en Pieters. No lo dudó el colegiado que se llevó la mano al bolsillo trasero para mostrar la roja.
Pero, con cinco minutos de añadido, iba a dar tiempo a una acción más que terminaría de hundir a los 'canaries'. Centro desde la derecha de Gudmundsson y chilena de Wood que adelantaba al Burnley.
La segunda parte transcurrió sin mucha intensidad. Los visitantes querían ampliar ligeramente su renta, pero sus acciones se producían a medio gas. Tampoco tenía el Norwich la intensidad necesaria para hacer nada al respecto.
Tal fue la falta de intención del cuadro amarillo que encajó el segundo tanto a diez minutos del final. Lo que parecía un centro sin peligro Godfrey lo terminó mandando a su propia portería fruto de la poca tensión que tenían los jugadores locales.
Así pues, tres puntos más se fueron para un Burnley que sigue a buen ritmo desde que terminó el parón. El Norwich, en cambio, lleva desconectado de la competición desde hace tiempo.