Qué diferente es este Espanyol. El efecto Abelardo ya está aquí y Raúl de Tomás vuelve a rugir en LaLiga. Los mimbres están, las razones también; ahora los 'pericos' necesitan continuidad.
El empate en el derbi ya hinchó de optimismo al conjunto catalán, que en la casa de todo un aspirante europeo como el Villarreal impuso su ley. La ley de Abelardo, la ley de De Tomás. Dos nombres para ir a cualquier guerra.
Tres victorias seguidas llevaba el equipo de Javi Calleja, que ante el Espanyol no tuvo tiempo ni de quitarse las legañas de los ojos. Tocaba y tocaba cuando el conjunto barcelonés asestó su primer golpe en un saque de esquina donde Naldo prolongó y David López apareció en el segundo para empujar.
A partir de ahí, el guión fue el que marcó el 'Pitu' fue el que se impuso. Aguantaban los 'pericos' ante el conjunto 'groguet', que rondaba el área rival sin más profundidad que algunos disparos lejanos de Chukwueze, Cazorla o Trigueros.
Así fueron las cosas en la primera parte y así arrancaron el asegunda, porque el Espanyol volvió a golpear con un hombre que se ha propuesto justificar cada euro de los 20 millones que los 'pericos' han pagado por él: Raúl de Tomás.
El madrileño apareció nada más comenzar la segunda mitad en su lugar, el del ariete, para cabecear al fondo de las mallas un centro delicioso de Calleri, que parecía completamente tapado por Alberto Moreno. Se ponían 0-2 los 'pericos' y el Villarreal, ojiplático.
Quedó aun así mucho espacio para el suspense. El equipo de Calleja insistía y se encontraba con un polémico penalti de Javi López por mano. Le tocó primero en el cuerpo y luego en el brazo, pero el árbitro consideró que este estaba demasiado despegado del cuerpo. Segunda amarilla, gol de Cazorla y los 'pericos' con uno menos con media hora por delante.
Aguantó estóicamente el Espanyol ante un Villarreal hambriento. Ante la defensa de tres también llegaron las ocasiones con un palo de Cazorla y otro de Ontiveros, que apareció para agitar el avispero y lo hizo. Con sus quiebros desde la izquierda desequilibró, pero el empate no llegó.
No ganaba el cuadro barcelonés en Liga desde el 27 de octubre en un 0-1 ante el Levante. Casi tres meses. Y de la mano de Abelardo y Raúl de Tomás, el Espanyol ya ha escrito su primer capítulo feliz. Por delante, un mundo para resurgir.