Por sus problemas de asma desde niño, el Che jugaba de portero. A comienzos de los 50, y durante su recorrido por América Latina, él y su amigo Alberto Granado incluso entrenaron al Independiente Sporting.
"Eran muy malos", llegó a decir Che Guevara, según recoge diario 'Marca'. El guerrillero ayuda a los jugadores del Independiente Sporting a mejorar gracias a ejercicios de defensa y presión.
El capítulo más conocido protagonizado por Guevara relacionado con el fútbol tuvo lugar en junio del 52, cuando el Madrid, de gira por Colombia, se enfrentó al Millonarios de Bogotá.
En este equipo jugaba un futbolista llamado Alfredo Di Stéfano, quien después se convertiría en el jugador más importante de la historia blanca y en uno de los mejores de todos los tiempos.
Algunas versiones señalan que el Che lo vio en la tribuna más popular, otra que logró acceder a Di Stéfano, compatriota suyo, y tomó mates con él. En uno de esos amistosos de la gira Di Stéfano logró un gol (empate a uno) y el líder revolucionaro entró en éxtasis.
Di Stéfano era uno de los jugadores admirados por el Che, a pesar de que nunca jugó en el club de sus amores, Rosario Central. De pequeño recitaba grandes onces argentinos y en ellos figuraba 'La Saeta Rubia'.
El joven argentino, participante luego en la Revolución Cubana como guerrillero, administrador y político, fue ejecutado en el 67 en Bolivia. Medio siglo después su figura vuelve a cobrar vigencia y a ser recordada por sectores políticos comunistas y izquierdas. Y el fútbol fue una de sus pasiones.