Ángel Pedraza fue el primero y Ansu Fati ha sido el último. La Masia cumple 40 años de éxitos y formación de jugadores este domingo y celebra que haya sabido ser el mejor hogar para miles de jóvenes que abandonaron sus casas con el objetivo de triunfar en el Barcelona.
La casa creada inicialmente por Núñez, que fue la que adoptó el nombre, es más un símbolo que otra cosa, pues en 2011 se inauguró la nueva, pero La Masia es mucho más que una residencia. Es el símbolo de la cultura de cantera del conjunto azulgrana.
Desde el estreno del mencionado Pedraza en el primer equipo, allá por 1980, ha habido muchos otros que han debutado. Los hay que se asentaron en el primer equipo, como Amor, Guardiola, Sergi... o los más recientes Puyol, Iniesta o Xavi. También jugadores que llegaron al primer equipo, como De la Peña o Reina, y tuvieron que hacer carrera lejos del Camp Nou.
"La Masia fue más mi casa que una residencia para futbolistas. Viví muchos años y tengo muchas vivencias y grandes recuerdos. Éramos una familia y nos ayudábamos: había un gran compañerismo", reconoció a 'Marca' Guillermo Amor, uno de los grandes símbolos de la cantera en los años 90.
"Sigue siendo el primer paso hacia un objetivo y un sueño, pero es mucho más que eso. Es preparar a todos nuestros jóvenes para la vida, desde el punto de vista profesional y personal", matizó en el citado medio Xavi Vilajoana, responsable del fútbol formativo del Barcelona y de la propia Masia.
Sin duda, Leo Messi es el gran exponente de este trabajo del Barcelona en las categorías inferiores y, aunque en los últimos años el flujo se ha reducido bastante, la repentina aparición de los Riqui Puig, Carles Pérez o Ansu Fati demuestra que se siguen haciendo las cosas bien.
"La Masia significa y ha significado mucho para el Barça. Facilitó poder incorporar talento de fuera de Barcelona y Cataluña. Es un referente a nivel mundial. El Barça es un club potente, pero todavía lo es más por y con La Masia", concluyó Amor, que es uno de los ejemplos del éxito de la factoría 'culé'. Y es que, al formar a los jugadores para la vida, muchos deciden regresar al club, ya sea como ténicos (Pep, Vilanova, Valdés, Gerard...) o en otros puestos (el propio Amor, Puyol...).