A todo equipo que le toca jugar contra el Luch le tiene que hacer una gracia tremenda viajar hasta Vladivostok. Sobre todo, porque casi todos sus rivales se concentran en la zona europea del país.
Vladivostok está en la otra punta, en la costa del Pacífico. El colmo de los colmos es cuando se enfrentan Luch y Baltika. Porque entre Vladivostok y Kaliningrado hay la friolera de 7.300 kilómetros. En línea recta, claro. Por carretera la distancia asciende a los 10.000. Un 'paseo' de 130 horas a buen ritmo.
Esta semana le tocó al Baltika de Kaliningrado irse a la otra punta del mundo para enfrentarse al Luch Energiya de Vladivostok. Un vuelo de doce horas para cubrir los más de 7.000 kilómetros para empatar a cero. El colmo de los colmos.
Al menos en el encuentro de la primera vuelta, disputado el pasado 6 de septiembre, hubo goles. Ganó entonces el Baltika 2-1 en Kaliningrado.
El Baltika es actualmente quinto de la Liga Nacional, la Segunda División del fútbol ruso tras la Premier, las dos únicas sin compartimentación regional. Tiene 50 puntos, como el cuarto, el Spartak Tambov, que jugaría ahora mismo el 'play off' de ascenso a la Premier con el tercero, el Gazovik Orenburg.
El Luch está en una situación un poco más precaria, y este kilométrico duelo peligra de cara a la próxima campaña. Es decimoquinto y sería ahora mismo el último en salvarse (descienden cinco a Segunda, uno por cada uno de los grupos de ese tercer nivel). Tiene 32 puntos, empatado con el Rotor de Volgogrado, el primero de los descendidos.