"Menotti nos dijo que la temporada siguiente conseguiríamos el título, pero puso una condición para renovar: vender a Maradona". Con estas palabras empezó a explicar un ex directivo del Barcelona, Anton Parera, la salida de Diego Armando Maradona, en el momento cumbre de su carrera, del equipo azulgrana.
Por contextualizar, César Luis Menotti había llegado a finales de la temporada 1982-83 para sustituir a un Udo Lattek que nunca pudo domar a Diego Armando Maradona en el terreno de juego.
La relación entre Menotti y el '10' fue en un principio buena, luego distante y, finalmente, irreconciliable, acabando con los huesos del mejor jugador del mundo en Italia.
El 'Flaco' conquistó la Copa de la Liga y la Copa del Rey en su primera temporada, pero ya no le dio tiempo a plantar batalla en Liga. De cara a la 1983-84, el Barça comenzó bien, conquistando la Supercopa, pero la lesión grave de Maradona trastocó todo.
A su regreso, nada fue lo mismo. El Barcelona cambió los entrenamientos a la tarde para gusto del entrenador y, sobre todo, de Maradona, poco dado a madrugar. Algo que entre los dos enmascararon en un asunto de biorritmos. "Si los partidos son por la tarde, hay que entrenar por la tarde por una cuestión de biorritmos", explicó Menotti en repetidas ocasiones a la prensa.
"Menotti se inventó aquello de los biorritmos para la prensa. Nadie había oído hablar de ello jamás y nadie volvió a escucharlo tras aquel capítulo pero en su momento coló. Pero la realidad era otra muy distinta", profundizó Parera en el citado medio.
El entrenador argentino, harto de tener que dar la cara por su compatriota, puso como condición para continuar en el equipo que Maradona no siguiera la siguiente temporada. "Nos decía que con él sería imposible aspirar al título y que, así, no continuaba. Nos repetía que se podía apartar a un jugador, pero no a la estrella porque era la que resolvía los partidos y la disciplina interna tenía que tenerlo muy en cuenta", siguió detallando el ex directivo de los actos de indisciplina del argentino.
Al final, la presión de Menotti acabó por surtir efecto y el argentino se fue traspasado al Nápoles por unos 1.300 millones de pesetas -cerca de 7 millones de euros-. Y sí, el Barcelona fue campeón de Liga la siguiente campaña, aunque ya sin Menotti, que no pudo ganar el pulso librado dentro de la Junta Directiva y dejó paso a Venables, el artífice de aquella complicada reconstrucción azulgrana.