El ariete francés explica por qué celebraba de una manera seria la mayoría de los tantos que marcaba en su etapa en el Arsenal y con Francia.
"Fui educado por mi padre. Hubo un partido juvenil entre Viry-Châtillon y Sucy-en-Brie. Empezó a las 14:00, ganamos 6-0 y marqué los seis tantos", recuerda.
Pero la victoria no sería lo único que el galo se llevaría de aquel choque. "Durante todo el viaje de vuelta, mi padre me dio una lista con todos los errores que cometí. Me volví loco, pues sólo tenía 12 o 13 años", añade.
Desde entonces, el delantero siempre solía analizar todas sus actuaciones de los partidos con detenimiento, analizando aciertos y fallos por igual. "Cuando marcaba goles sólo pensaba en los que fallaba, diciéndome a mí mismo: ¿Cómo pude fallar aquella ocasión?", detalla.
Una autoexigencia que llevó hasta el límite durante su carrera y que forjó el alma de un 'killer' del área que quedó para la historia de este deporte.