El seleccionador alemán es particular. Peculiar. Tiene un punto raro. Durante los partidos está tan absorto en el juego que no se da cuenta de lo que hace (sí, nos referimos a ese juego de manos tan característico).
Cuando Alemania gana títulos le hemos visto celebrarlos, pero siempre de una forma contenida, como si no supiera muy bien qué hacer.
Pero lo de esta Copa Confederaciones se ha llevado la palma. Los jugadores entraron a la sala de prensa, cantando, gritando, como es lógico tras ganar el torneo.
Pero su seleccionador casi ni se inmutó. No se unió a la fiesta, y se limitó a acompañar, casi al final, con palmas los cánticos de sus pupilos. Extraño es poco. Pero Löw es así.
"Oh WIE IST DAS SCHON "https://t.co/nO83qy99go
— Jogina (@JoginaOK) 3 de julio de 2017