A la Real le sobra y el Athletic le falta. Es la idea general que ofreció el derbi vasco de San Mamés para cerrar 2020. Los de Imanol Alguacil se supieron superiores durante prácticamente toda la contienda, en la que pocos tramos de soltura protagonizaron los bilbaínos.
El triunfo 'txuri-urdin' se pudo dar por más goles, de hecho. Los visitantes siempre dieron una mayor sensación de peligro cuando rondaban la portería de Unai Simón. En el bando rival, lo que se transmitía era más impotencia que otra cosa. El mérito de ello también lo tuvo la zaga contraria, muy seria.
Ni Iñaki Williams ni Villalibre se encontraron cómodos en el área. Fue más punzante el '20', pero, cuando proponía esos controles a la media vuelta para engatillar rápido que tan bien suelen salir, se encontraba con algún defensa que le salía al paso. Su compañero ni siquiera logró acercarse al gol.
Muniain tampoco vislumbró la forma de desatascar la situación, preso en la zona de tres cuartos, que era de dominio de la Real. Le sobrepasó Mikel Merino, mucho más protagonista del partido y mucho más importante tanto en las combinaciones de su equipo como en la recuperación de balones.
Gol tempranero y poco sufrimiento
Cinco minutos tardó el cuadro de Imanol Alguacil en adelantarse. Robó la pelota Guridi, conectó con Isak y Mikel Merino y Oyarzabal, desde un lateral del área, habilitó a Portu, que llegaba en carrera solo. Fue fatal el error de Yuri, lento al volver, por mucho que, desde entonces, le tomara la matrícula al '7'.
Desde la diana, no sufrieron mucho los de San Sebastián. Cuando hubo que subir la guardia atrás, se subió. Prácticamente en ningún momento se coló el Athletic en los dominios de Remiro como lo hacía la Real en los de Unai Simón. El segundo gol visitante, que hubiera sido la guinda, pudo llegar en varias jugadas.
Y es que Isak, Oyarzabal -que volvía tras lesión- y Portu presentaron una propuesta ofensiva mucho más rica que la local. Las bandas fueron puñales, el '19' interpretó a la perfección la idea de Imanol Alguacil, la de disponer a un punta más combinativo que referencial, y hasta Guridi se sumaba al plano ofensivo.
Impotencia, impotencia e impotencia
La tónica del partido en 'clave Athletic' fue la misma de principio a fin: impotencia, impotencia y más impotencia. Por mucho que se desgañitara el equipo, no tenía la facilidad que su contrincante esgrimía para hacer brillar sus escasas ideas. Ni el recurso de sumar a Íñigo Martínez al ataque en ciertos momentos salió del todo bien.
Gaizka Garitano tampoco logró reactivar a los suyos desde el banquillo. Conforme veía más cerca el 0-2 que el 1-1, le lavó la cara al once sin éxito. Los 'txuri-urdines' siguieron mandando y, por si alguien lo dudaba, Isak lo recordó haciendo retumbar el larguero con un misil de falta.
El conjunto bilbaíno no va tan mal como estas malas sensaciones pueden arrojar si se consulta la tabla clasificatoria. Hay margen de trabajo y aprovecharlo será la misiva de la plantilla para 2021. La Real, que no ganaba desde el 22 de noviembre, se comerá las uvas con los deberes hechos. Y con nota.