Se esperaba un partido igualado y de pocos goles en La Cerámica, pero no fue así. En el minuto 34 el marcador lucía un sorprendente 4-1, un resultado del todo inesperado.
La Real Sociedad saltó al césped valiente, pero todo lo bien que jugaban sus delanteros, mal lo hacían los defensas. Eusebio dio minutos a Toño bajo palos en lugar del cuestionado Rulli, y optó por jugar con tres centrales.
Mal desde la charla técnica
Craso error. Llorente, Raúl Navas e Íñigo Martínez demostraron no saber cómo colocarse sobre el terreno de juego, las bandas eran un coladero tras pérdida y el Villarreal se aprovechó de ello.
Necesitó cinco minutos para inaugurar la cuenta goleadora. Un testarazo de Víctor Ruiz a la salida de un córner que evidenció desde muy pronto una cosa: la defensa de la Real Sociedad no estaba por la labor de hacer un buen partido.
Remató el veterano central sin oposición. El marcaje fue testimonial, y Toño, en su primer partido de Liga de la temporada, se limitó a ver entrar el balón en su portería.
El gol no dejó 'tocada' a la Real. Los donostiarras no le perdieron la cara al partido, pese al duro golpe, y apretaron al Villarreal, pero hoy no era el día.
Tocado y hundido
En el minuto 17 Raúl Navas empezó a hacer de las suyas. Una cesión criminal, porque comprometedora se queda corto, para su portero que éste despejó como pudo, ante la presión de Samu Castillejo, hoy incombustible.
El balón le cayó a Bacca, quien no desaprovechó el regalo y asistió a Fornals en el corazón del área. El ex malaguista tuvo todo el tiempo del mundo para acomodarse el tiro y colocarlo en la escuadra, inalcanzable para Toño o el propio Raúl Navas, situado bajo palos intentando enmendar su error.
Tres minutos más tarde llegó el que debería de haber sido la sentencia, un contragolpe fugaz de Bacca que culminó el colombiano con un sutil quiebro ante un Toño impotente.
Nada le salía bien a la Real Sociedad, pero encontró un halo de esperanza en una de sus mejores suertes, el balón parado. Illarra la puso en área de Asenjo, y Diego Llorente cabeceó al fondo de las redes un gol que nadie celebró. No había tiempo ni ánimo.
La Real debería de haber reaccionado, pero no fue así. Todo lo contrario. El Villarreal anotó el cuarto, en otro contragolpe. Samu Castillejo se metió en el área y desde allí la colocó en el palo largo.
Aroma a goleada histórica
Y es que la banda izquierda de la Real Sociedad estaba siendo la ruina. Había un boquete, una autopista por ese carril, cada vez que Januzaj perdía un balón o no culminaba una jugada. Todo el peligro llegaba por allí.
El partido se fue al descanso con 4-1, y no porque el Villarreal se hubiera conformado. Ni mucho menos. Los de Calleja habían olido la sangre y buscaban hacer pedazos a su víctima, pero la Real aguantó el chaparrón.
Tras el descanso, más de lo mismo. Mucho fútbol en el centro del campo, muchas buenas intenciones de la Real y duros contragolpes del cuadro 'groguet', pero nada.
El gol de la esperanza
Hubo que esperar a un fallo del Villarreal para que el partido se animase del todo. En un exceso de confianza perdieron un balón en una zona comprometida, a la hora de darlo salida, y Willian José, ante las dudas de Bonera, marcó el segundo para los suyos.
El tanto dio alas a la Real, y sembró las dudas en el Villarreal. Fue un asedio constante de los visitantes, salpicado con alguna ocasión puntual de los locales, como un par de buenos disparos que demostraron que Toño sí tiene manos y no estaba bajo palos por estar.
Buscó el tercero la Real con ahínco, pero no llegó. Los minutos fueron pasando, los cambios llegaron y no tuvieron efecto. El Villarreal supo vivir de las rentas, aunque sufrió mucho más de lo esperado después de marcharse 4-1 al descanso.
La Real terminó el partido con un 20% más de posesión que su rival, y habiendo realizado 24 disparos, por los 11 del Villarreal. Unas cifras que hablan claro: el nefasto primer tiempo lastró al conjunto 'txuri urdin' en La Cerámica.