Eusebio sudó de lo lindo para poder vencer al cuadro entrenado por De Biasi, que no bajó los brazos hasta que el fugaz doblete donostiarra mermó la moral de los vitorianos.
Espoleado por la afición, el Alavés arrancó el encuentro con mucho ímpetu. A lomos de Ibai Gómez, sus galopadas iniciales inquietaron a la zaga defendida por Rulli.
La Real trató de mecer a su rival con la pelota, pero los locales mordían en la presión y los visitantes no atinaban a hilvanar una jugada con profundidad.
La posesión plana 'txuri urdin' se traducía en un dominio estéril. Muchos toques, ninguna ocasión ante un rival que esperaba bien plantado para salir al contragolpe.
Al filo de la primera media hora de encuentro, Pedraza le robó la cartera a la defensa donostiarra para servirle en bandeja el gol a Munir, que escenificó los problemas que lastran al Alavés esta temporada: la falta de puntería.
Tras el descanso, ambos equipos subieron una marcha más, avalanzándose sobre el área rival, pero el peligro duró lo que aguantó la gasolina... 20 minutos.
Sin embargo, cuando la intensidad bajó y el encuentro tomaba forma de empate a cero, Oyarzabal destascó a la Real Sociedad y abrió la lata en Mendizorroza en el 77.
Minutos más tarde, Elustondo asestó el golpe definitivo a un Alavés que, con dos goles en contra, exhibió la frustración que le hunde en la clasificación.