El ambientazo en un White Hart Lane que repleto de aficionados 'spurs' no frenó al Liverpool, que comenzó el encuentro de la mejor manera: atacando sin cesar.
Los de Klopp mostraron mucha intensidad desde el primer minuto y estuvieron cerca de inaugurar su marcador gracias a un disparo de Coutinho a pase de la muerte que salvó, de manera milagrosa, Vorm con los pies.
Mané, que ocupó el lugar de Sturridge y fue el mejor en el ataque 'red', Firmino y el propio Coutinho congeniaban a la perfección y no paraban de protagonizar triangulaciones en la zona ofensiva. Precisamente, en una de las jugadas del tridente, estuvo cerca de anotar el Liverpool de nuevo, pero volvió a evitarlo Vorm con otra parada con los pies a Coutinho.
La superioridad que se estaba viendo sobre el césped era tal que el fútbol hizo justicia cerca del descanso a la hora de señalar un penalti favorable al Liverpool. Lamela derribó a Firmino en una de sus internadas desde la banda y Milner puso el 1-0 con un disparo raso y fuerte a la derecha de la portería rival.
Pero, tras el paso por vestuarios, todo cambió. Pese a que el Liverpool pudo aumentar su renta, ahora fue la suerte la que no le sonrió. Matip estrelló un remate de cabeza al larguero y el árbitro le anuló un gol a Mané por fuera de juego previo de Lallana, que se encontraba en posición adelantada antes de dar el pase de la muerte por sólo unos centímetros.
Quizá por la frustración de tener el 0-2 en los dedos y no conseguirlo, los de Klopp se vinieron abajo y el Tottenham se puso el mono de trabajo y aprovechó. Intensificó en la presión y se acabó haciendo con el dominio del balón. El empate llegó tras una jugada muy rápida y se encargó de firmarlo Rose.
El final del encuentro estuvo bastante igualado y ambos equipos tuvieron oportunidades para mover de nuevo el marcador, pero los acercamientos fueron tímidos y poco continuados, lo que provocó el reparto de puntos final.