En estos tiempos en los que la Liga Bielorrusa está tan desgraciadamente de moda, conviene recordar que hace aproximadamente dos años ya fue puesta en el mapa por Diego Armando Maradona.
Un 15 de mayo de 2018, el argentino anunció su desembarco en el Dinamo de Brest como presidente del equipo. Diego llegaba así al club del este tras su experiencia como entrenador en los Emiratos Árabes en el Al-Fujairah.
Ni el mito ni el club terminaron de explicar bien a qué se debía esa llegada o con qué objetivos, pero lo cierto es que, con solo unos días en el equipo, el Dinamo se impuso en la final de Copa ante el todopoderoso BATE Borisov.
Diego llegó con ganas al Dinamo y en julio, solo dos meses después de su aterrizaje, aún daba charlas a la primera plantilla para afrontar el segundo semestre del año y los partidos de competición europea.
Pero todo aquello fue un espejismo. Maradona recibió una oferta de Dorados de Sinaloa y, solo tres meses después de llegar al Dinamo de Brest, dejaba la presidencia para pasar a ocupar el cargo de presidente de honor del club.
A pesar de su megalómana llegada, en lo alto de un Hummer, el astro argentino eligió continuar con su carrera como técnico tan pronto como pudo y, tras el periplo mexicano, en la actualidad dirige a Gimnasia y Esgrima en la Superliga Argentina.
Al Dinamo, por su parte, no le ha ido nada mal sin el '10'. Se proclamó campeón de Liga en el año 2019 y terminó con la hegemonía del BATE en Bielorrusia.
En este extraño 2020, en el que la competición ha llegado a todos los rincones, no ha comenzado tan bien como esperaba y trata de recuperar el nivel que exhibió hace unos meses. Quizás una llamada del presidente de honor pueda ayudar a recuperar la motivación perdida...