Didier Deschamps sacó toda la pólvora en una Francia que es candidata al Mundial, pero que dejó una imagen barata en su debut ante una Australia que puso contra las cuerdas al combinado galo. El trío, quizá uno de los más potentes del torneo, formado por Mbappé, Griezmann y Dembélé dejó mucho que desear.
Australia se plantó en el césped del Kazán Stadium sabiendo que iba a tener que sufrir y por eso plagaron el centro del campo en un guion marcado desde el inicio. La escaleta tuvo sus cambios porque a Francia le tembló el pulso y dejó que los australianos fueran caminando hacia una cima que a punto estuvieron de coronar.
Mbappé, el más joven de Francia en la historia de un Mundial, tuvo la primera nada más comenzar un partido que tuvo más tecnología que fútbol. Cuando todo parecía teñirse de azul llegó una mano salvadora de Lloris y ahí fue cuando el antagonista de la historia pasó a un primer plano. Tolisso despejó mal y el portero francés se estiró como un chicle.
Mooy se fue haciendo con el centro del campo, Nabbout acechaba y Leckie lo intentó desde lejos para seguir metiendo un miedo que se metió por la bocana de vestuarios. Se esperaba más de una Francia cuyo juego fue diluyéndose.
Por fin llegó el VAR
Lo que tienen las Selecciones como Francia son nombres que ganan partidos. Pogba le metió un balón en profundidad a Griezmann y Risdon se la jugó. Al árbitro lo engañó porque pareció que su bota tocó el balón antes de que Griezmann besara la lona y no señaló la pena máxima, pero la tecnología se inventó y llegó al Mundial para algo.
Tras la consulta, el mandamás señaló la pena máxima y, efectivamente, fue penalti. Risdon tocó primero al 'Principito' y ni tan siquiera rozó un cuero que acabó dentro de las mallas con un seco disparo del jugador que dejó claro que seguiría en el Atlético.
Una mano de niños y un 'goal line' decisivo
Pero el fútbol, a veces, te puede quitar lo que te da. Umtiti hizo que Australia volviera a estabilizar la balanza que desequilibró la tecnología con una mano impropia de un jugador de la élite. Sabiendo que no llegaba al despeje sacó el brazo y no hubo que consultar nada. Fue penalti, y claro.
Jedinak venció a Lloris para con un lanzamiento raso a su izquierda, lo que provocó que Deschamps moviera el banquillo con unos cambios de lo màs soprendentes. Metió a Matuidi, Giroud y Fekir para quitar a Griezmann, Dembélé y Tolisso, es decir, a dos de los jugadores con más potencial ofensivo.
Aunque sus decisiones no se transfomaron en un juego con brillo, ahí estuvo una amiga llamada tecnología. Pogba golpeó, el balón tocó en Jedinak, pasó por encima del portero, se estrelló en el larguero, entró y se salió. El árbitro no tuvo dudas gracias a su reloj y a al 'goal line' y dar el segundo gol que le dio la primera victoria a a Francia más por tecnología que por pegada.